Piterman ya no es Superman
El dinero obstaculiza la revolución del ex presidente-entrenador del Racing
Los mismos que le permitieron ponerse a entrenar en la mañana del pasado 22 de enero, ayer, 16 de junio, se lo prohibieron. Dimitry Piterman ha pasado, en cuestión de horas, de ser presidente, entrenador y delegado del Racing a quedarse, únicamente, como consejero. Ayer mismo, poco antes de las once de la mañana, el empresario estadounidense de origen ucranio acudió a las instalaciones de La Albericia, donde entrena el Racing, se vistió el chándal del club y se puso a trabajar. Piterman pretendía seguir entrenando como si nada a pesar de que la noche anterior el nuevo presidente del Racing, Santiago Díaz, hubiera anunciado que le prohibía hacer tal cosa y sentarse en el banquillo, además de suprimirle de la comisión deportiva del club. Piterman no planteó, sin embargo, oposición alguna cuando Miguel Ángel Díaz, vicepresidente, ex presidente y hermano del actual presidente, le llamó la atención.
El ucranio había permanecido cerca de una hora entrenando con Nando Yosu y Manuel Ruiz Cueli, preparador físico, al plantel racinguista que el domingo (21.30) disputará al Slovan de Liberec la tercera eliminatoria de la Intertoto. "En ningún momento del consejo se dijo que se me prohibía entrenar", explicó Piterman ya vestido de calle. "Esta situación no es más que cuestión de tiempo. No quiero polémica y, por lo tanto, no voy a entrenar. En cuestión de horas o de días tendré la mayoría de las acciones, volveré a la presidencia y reestructuraré este club".
El pasado 16 de enero compró a Santiago Díaz el 24,6% de las acciones (1,8 millones de euros) y tres días después accedió a la presidencia. El 8 de julio presentó los avales que debían servir para concluir la operación de compra del resto de las acciones hasta llegar al 51%. Como quiera que Caja Cantabria aún no ha respondido sobre la valía de tal garantía, Piterman no ha podido cumplir el compromiso firmado con el actual presidente, que es válido hasta finales de enero de 2004.
Piterman no ha encontrado la vía financiera para hacerse realmente con el Racing. Su primera revolución ha fracasado. Y con ellas, las subsiguientes. El hombre que amenazó a la federación ("está muerta de miedo", dijo cuando competición le abrió expediente por querer sentarse en el banquillo), que prohibió la entrada al presidente de los entrenadores por obstaculizar el fichaje de Nando Yosu, que fue fotógrafo y delegado de campo para poder ejercer de entrenador; el hombre que dijo sin rubor que "quería cambiar todo el fútbol" y fue ganando una a una todas las batallas, que se enfrentó al hijo de Santiago Díaz, máximo accionista, y este le calificó de "moralmente deleznable", ha convertido su principal argumento, el dinero, en un obstáculo casi insalvable.
La revolución tendrá que esperar, aunque algo sí ha cambiado en el Racing: los jugadores no saben quién va a ser su entrenador, si Chuchi Cos, con Piterman de presidente, o si Marcos Alonso o Nando Yosu, si el mandatario es Santiago Díaz; los abonados del Racing aún no saben la cuantía de las cuotas de la próxima temporada, el presupuesto del nuevo ejercicio no está perfilado, las predenuncias por impago se acumulan en la AFE, llegan embargos por deudas a jugadores como Mena (600.000 euros) y las deudas globales del club cántabro rondan los 24 millones de euros. La revolución se he convertido en revuelta, en indefinición.
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