Sólo faltó Compay
Músicos cubanos visitan la tumba de Antonio Machín en Sevilla, un ritual desde 1994
Compay Segundo, el músico cubano que falleció el pasado domingo a los 96 años, inició una imparable carrera internacional a sus 87, cuando la mayoría de los mortales sólo se aventura para ir del sillón a la cama. Fue entonces, en 1994 cuando el sonero puso el pie en Europa para participar en el encuentro El Son Cubano y el Flamenco, y quiso visitar la tumba de su paisano Antonio Machín.
Desde entonces, todos los años los grupos cubanos que llegan a Sevilla cada verano invitados al ciclo que organiza la Diputación acuden al cementerio de San Fernando cargados de ritmo y de ron, para rendir homenaje a su compatriota. La visita que realizaron ayer los integrantes de Caña Santa y Pancho Amat y El Cabildo del Son fue un doble homenaje: a Machín y a Compay Segundo.
Pancho Amat, el tresero más famoso de la isla, roció con ron añejo el mármol negro de la tumba en la que sólo puede leerse Antonio Machín. Faltan las fechas, (Sagua la Grande, Cuba, 1903-Madrid, 1977), del hombre que "más aportó a la fusión de la cultura cubana y española", en palabras de Amat.
Después del ritual del ron, los músicos entonaron Lágrimas negras, un tema de Miguel Matamoros que tantas veces interpretó Machín.
María José Lugo, la sobrina de Antonio Machín, acudió al acto como todos los años, pero entristecida por la pérdida de su hermana Carmen Emilia, "el ojito derecho de mi tío", que falleció la pasada semana a los 77 años.
Para Abel Acosta, director del Instituto Cubano de la Música, el reconocimiento internacional que tiene la música de su país es "fruto de las escuelas de música creadas por la Revolución".
El Son Cubano y el Flamenco continúa hoy con Pancho Amat y Antonio Reyes, en San Juan de Aznalfarache; Trovarroco, Son de la Frontera y Pimient@.cu, en El Saucejo, y Caña Santa más Farruquito, en Arahal.
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