Los valores clásicos
Bajo el pomposo título de Gran gala de danza, la compañía regional madrileña se presenta como segunda oferta en este festival veraniego (tras ellos llega Julio Bocca y su Ballet Argentino), y donde lo realmente novedoso y con carácter de gala son unos pasos a dos y escenas académicas de gran repertorio presentadas como versiones propias, sin dar crédito en el programa al más que respetable y presente poso patrimonial de Marius Petipa. El caso menos notorio es el del fauno de Debussy, donde puede calificarse lo visto de versión muy libre.
El repertorio de ballet romántico y académico (lo único que ha sobrevivido y llegado a nosotros más o menos fidedignamente de esas épocas doradas del ballet) es sagrado en sí mismo. Toda manipulación de sus estructuras y metros debe hacerse a partir de un estudio reposado, casi científico, de la música, la coreografía existente y, sobre todo, del estilo. El estilo es la base para que el repertorio sobreviva, y cada pieza suele tener el suyo. Sobre esto han escrito con mucho detalle Zajarov, Konstantin Sergueiev y hasta Agripina Vaganova, por sólo mencionar tres personas que dedicaron su vida a esa transmisión y conservación. Balanchine, por su parte, también dejó por escrito sus criterios sobre la conservación patrimonial coréutica, y el georgiano decía que a veces había que olvidar lo existente y hacer nuevas versiones estilizadas, lo que le permitía su enorme talento y su educación musical.
Ballet de la Comunidad de Madrid
La bayadera: Eduardo Lao y Aaron Watkin / Minkus; La bella durmiente: Ullate / Chaikovski; La siesta del fauno: Ullate / Debussy; Esmeralda: Watkin / Drigo. Director artístico: Eduardo Lao. Teatro Coliseum. Madrid, 9 de julio.
En el Coliseum hemos visto de nuevo bailar en Madrid a Jesús Pastor, un bailarín muy especial y dotado, que ha desarrollado su carrera en el English National Ballet de Londres, fundamentalmente, tras pasar por la Compañía Nacional de Danza. Naturalmente, cuando Pastor salió de España en busca de su futuro era muy joven, y ahora regresa algo más maduro, reposado, con nobleza en el gesto y seguridad en sus evoluciones. Sigue siendo uno de los mejores de su generación y probablemente el más artista de todos.
Cuestión de estilo
La función de miscelánea se completaba con obras ya vistas de Lao, Ullate y Van Manen, donde se volvieron a lucir los elementos que hoy refuerzan la plantilla masculina del conjunto, los cubanos procedentes del Ballet Nacional de Cuba William Castro y sobre todo Jaime Roque, que sabe salpimentar lo que baila con un gracejo personal latino que no choca, sino agrada. La bailarina invitada YumikoTakeshima hizo una Esmeralda poco dúctil e inspirada; su baile es correcto a grandes trazos, pero falto de detalle y de imbricación estilística. Volvemos al tema del estilo, uno de los grandes dramas de hoy en ballet. Con apenas un tercio del patio de butacas ocupado, los artistas parecían esforzarse por dar lo mejor de sí y así les aplaudieron generosamente. Los chicos lo merecían de verdad.
Babelia
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