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Reportaje:

Alemania busca otra imagen

El país quiere borrar en el extranjero los tópicos derivados del periodo nazi

Los alemanes, con sus políticos a la cabeza, no parecen dispuestos a aguantar por más tiempo la carga de estereotipos y tópicos derivados de su historia, en especial del periodo nazi. Al mismo tiempo, se preocupan mucho por mejorar su imagen en el extranjero. Esto ha quedado de manifiesto en las reacciones a los ataques del primer ministro italiano al eurodiputado socialista Martin Schulz, al que Silvio Berlusconi comparó con un capo de campo de concentración. Los exabruptos del secretario de Estado italiano de Turismo, Stefano Stefani, sobre los turistas alemanes que eructan espaguetis han llevado a las barricadas a la cúpula política de Alemania.

El canciller federal, Gerhard Schröder, se ha mostrado dispuesto a darlo todo por la patria y ha cambiado la soleada Toscana por el con seguridad lluvioso Hannover. Fiel a las exigencias del popular y populista Bild Zeitung, que ayer, en la primera plana de sus cuatro millones de ejemplares, clamaba Canciller, mantente duro. Nada de bella Italia, Schröder renunció a sus vacaciones en Italia y se quedará en la casa familiar de Hannover.

Los expertos en comunicación intentan que se asocie con una sociedad "abierta, hedonista y creativa"

Al margen de reacciones más o menos coyunturales por un quítame allá esos insultos, preocupa en Alemania la imagen del país en el extranjero, y se intenta cambiarla. Hace unos días se celebró en Londres una conferencia organizada por el Goethe Institut con expertos publicitarios y periodistas. En Londres opera la Fundación Capital Creativo, que se ha fijado como meta crear la imagen de la moderna Alemania en Gran Bretaña. Ulrich Sacker, promotor del encuentro, explica la dificultad de la tarea de asociar Alemania con una imagen "creativa, abierta y hedonista", y afirma: "Un joven británico apenas tiene posibilidades de informarse sobre Europa, y Alemania se asocia con los nazis, el holocausto, autos, cerveza y Baviera con los pantalones de cuero". Para luchar contra estos estereotipos, Sacker y los publicitarios quieren vender la Alemania altruista y creativa. Subrayar que es el país de personas como Claudia Schiffer o Boris Becker. La fundación que apoya el programa presenta en su página web imágenes de esa Alemania de "arquitectura moderna, diseño pionero, delicias culinarias, industria de vanguardia, transporte eficiente, espectáculos de danza sin parangón, festivales bohemios y un arte de vanguardia enraizado en la tradición".

Por desgracia, no es verdad tanta belleza. Estas imágenes sin duda borran del todo el falso estereotipo de los alemanes nazis, pero escamotean la realidad de unos trenes donde la tradicional puntualidad alemana brilla por su ausencia y una empresa de comunicaciones, Telekom, es incapaz de mantener siempre en funcionamiento las líneas de alta velocidad de sus abonados.

Todo esto importa poco. Como reconoce Sacker, es muy difícil cambiar la imagen de un país: "Los británicos piensan que somos muy trabajadores y no se dan cuenta de que somos mucho más relajados que los ingleses". Para este cambio de imagen señala Sacker la importancia de recurrir a figuras positivas que representen esa Alemania moderna y relajada, y pone como ejemplo la gran concentración de música tecno que se celebra este fin de semana en Berlín.

El cambio de imagen de Alemania no responde a una campaña centralizada desde el Gobierno. Se trata de iniciativas de diversas organizaciones más o menos gubernamentales conscientes de la necesidad de esta tarea. El Ministerio de Defensa de Alemania ha decidido lavar la cara y cambiar la apariencia de los dos aviones Airbus encargados del transporte de los políticos. En vez de la palabra Lufwaffe (Fuerza Aérea), palabra de suyo neutral pero con tremendas connotaciones para los países que padecieron los bombardeos durante la II Guerra Mundial, los aviones llevarán a partir de ahora el nombre República Federal de Alemania. La enorme cruz negra que evocaba aún más el pasado no desaparecerá, pero quedará mucho más reducida y disimulada. Un portavoz del Ministerio de Defensa explicó que la idea del cambio de cara de los aviones partió del presidente alemán, Johannes Rau.

Si los esfuerzos alemanes por cambiar de imagen y acabar con los estereotipos tienen éxito, está por ver. Roger Boyes, veterano corresponsal de The Times en Alemania que asistió a la conferencia de Londres, se muestra escéptico sobre el éxito de los publicitarios: "No es lo mismo vender un país con toda su historia, que tiene el holocausto incluido, que vender un BMW".

Boris Becker, Claudia Schiffer, Franz Beckenbauer y el canciller Schröder, en un acto oficial.
Boris Becker, Claudia Schiffer, Franz Beckenbauer y el canciller Schröder, en un acto oficial.ASSOCIATED PRESS

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