Programa luso

Dos portugueses compartieron el cartel: la cantante de fados de moda en Europa y el ex rockero y miembro fundador de Madredeus. Una joven nacida en una antigua colonia portuguesa, Mozambique, se está convirtiendo en la voz del fado. Creció en Mouraria, barrio lisboeta donde se supone que floreció el género en la voz y la guitarra de una mítica Severa, hija de gitana y amante de un conde, que se presentaba con su arte en las tabernas del siglo XIX. En ella se inspira Há festa na mouraria, que Mariza interpreta con la picardía que requiere. Aunque apuesta por introducir fados alegres como Oiça lá ó senhor vinho, festiva oda etílica, la melancolía no tarda en llegar de la mano de un dúo de voz y piano en Anéis do meu cabelo. Mucho se habla del trenzado color dorado de su cabello, los vestidos de diseño o los premios que le otorgan los británicos, pero lo que cuenta es esa voz que Mariza proyecta con decisión. Y una presencia escénica, un sentido de la dramaturgia, que la colocan un paso por delante de las demás fadistas de su generación.

Además de violín, viola y chelo, hay batería, bajo eléctrico, guitarra eléctrica y sintetizadores en la formación de Rodrigo Leão. Pop sinfónico o barroco son etiquetas que podrían dar una pista sobre lo que hace el compositor portugués, que parece más dotado para poner música a una película. No le dan mucha cancha en el cine, así que se trae unas filmaciones para la gira con las que recorre la Península. Su consistente banda cuenta con la presencia de la acordeonista Celina da Piedade, que no pasa inadvertida, y la voz lírica de Ângela Silva. Rodrigo Leão tiene una forma orquestal de escribir que ha ido desarrollando a partir de la belleza de melodías sencillas y nostálgicas.