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Tribuna:LA MÁQUINA HUMANA | TOUR 2003
Tribuna
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Un colista a 84 horas del líder

El Tour acaba de nacer. A los primeros participantes que se atreven con el reto se les conoce como touristes-routiers, algo así como cicloturistas. No son, ni mucho menos, profesionales. Al principio no hay equipos ni patrocinios comerciales. Cada cual corre para sí mismo. Tanto es así que cada ciclista debe reparar sus propias averías en plena etapa y cuidar de su bicicleta durante el resto del día. Por cierto, que por aquel entonces las bicicletas pesaban unos 20 kilos (las de ahora apenas superan los nueve) y no tenían cambios. En 1909 un avispado fabricante inventa las ruedas con dos piñones, uno a cada lado. Así, cuando llegan las subidas, el ciclista debe bajarse de la bici y montar la rueda al revés.

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Son tiempos heroicos. Y el Tour, una verdadera aventura. De los apenas noventa ciclistas que toman la salida, sólo un tercio consiguen llegar a París. En promedio, cada vencedor de aquellos años tarda unas 137 horas en acabar el Tour, repartidas en sólo 11 etapas. Y el último clasificado, 84 horas más... Es decir, que en el mejor de los casos cada etapa dura unas 12 horas: empieza al alba y acaba al atardecer. Y los últimos llegan bien entrada la noche...O sea, que los ciclistas apenas tienen tiempo para recuperarse de un día para otro. Para colmo, quedan aún muchas décadas para que la organización suministre líquidos a los ciclistas que les permitan hidratarse sobre la bicicleta. Estos se alimentan e hidratan como pueden. En los bares, fuentes o arroyos que encuentran por el camino. Como todavía no se sabe nada de nutrición, no son conscientes de la importancia de comer hidratos de carbono (pasta, arroz, pan) en abundancia, imprescindibles para aguantar esfuerzos muy intensos.

Aún así los participantes de aquella época son buenos atletas, capaces de alcanzar rendimientos muy respetables. Como el primer gran escalador de la historia, Henri Pottier. En 1905 sube el Ballon de Alsacia (un puerto respetable, de 9 kilómetros de distancia y 6,3% de desnivel medio) a una velocidad promedio de 20 kilómetros por hora. Y eso que su bicicleta pesa unos 20 kilos, la subida no está asfaltada y Pottier tiene tendinitis...

Antes de que el Tour nazca, y en sus primeros años, se producen importantes avances en el conocimiento del cuerpo humano. Por ejemplo, en 1904 el científico ruso Pavlov es galardonado con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en reconocimiento a sus estudios sobre la fisiología de la digestión. El mismo premio recibe, dos años después, el científico español Ramón y Cajal, por sus grandes descubrimientos sobre la estructura del sistema nervioso.

Sin embargo, poco -o casi nada- se sabe sobre fisiología del ejercicio, ni sobre nutrición o medicina deportivas. Por tanto, poco pueden apoyar estas ciencias al rendimiento de los ciclistas. Eso sí, las ciencias del deporte están a punto de nacer. De hecho, antes del nacimiento del Tour, en 1899, George Wells Fitz imparte a sus alumnos de Harvard lo que se considera oficialmente como la primera asignatura de Fisiología del Ejercicio. Y poco antes, un ingenioso estudiante de medicina francés, Bouny, diseña la primera bicicleta estática (o ciclo-ergómetro) para evaluar la condición física de los deportistas. Con los años, el pedaleo en ciclo-ergómetro será el modelo de estudio más habitual para analizar científicamente las respuestas y adaptaciones del cuerpo humano al ejercicio.

Alejandro Lucía es profesor de la Universidad Europea de Madrid

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