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Reportaje:

Els Pets animan el Senglar Rock

El grupo de Constantí fue la principal atracción de la segunda jornada del festival

Las cartas están marcadas. Una vez más el Senglar Rock volvió a demostrar que su éxito está ligado a la popularidad de las bandas más emblemáticas del pop-rock en catalán, y si en la primera jornada los triunfadores fueron Lax'N' Busto, Els Pets marcaron el pulso de la segunda. La banda de Constantí volvió a erigirse en el máximo atractivo del cartel, y con un concierto más efectivo que brillante se convirtió en la triunfadora del día.

Tanto fue así que en la segunda jornada del festival se pudo trazar una frontera establecida entre los grupos que actuaron antes que Els Pets y los que lo hicieron después. Los primeros, Cheb Balowski, Kabul Baba, Kulturshock y Alaiz eta Maider, consiguieron un muy tibio apoyo popular, mientras que los segundos, beneficiados por la presencia del público que acudió al Senglar para ver a Els Pets, ya lograron que una nutrida cantidad de personal se apiñase ante los escenarios para seguir sus actuaciones. Así, bandas como Inadaptats, Brams y O Jarbanzo Negro tuvieron un paso por el Senglar algo más que decorativo.

Els Pets, luciendo su atuendo de temporada, unas llamativas camisas rojas, y actuando bajo un dibujo que expresa el concepto "mala cara", una de sus últimas canciones, despacharon con contagiosa alegría un repertorio de carácter festivalero en el que las baladas y medios tiempos no tuvieron apenas protagonismo. Dado que el público acude a los festivales a bailar, pues baile hay que darles. Lo hicieron los de Constantí por medio de una veintena de canciones entre las que brillaron Mala cara, S'ha acabat, Hospital del mar, Tantes coses a fer, Una estona de cel y Bon dia, pequeña muestra de su arsenal de canciones contagiosas.

Tras ellos los Brams aplicaron toda la fiereza de la que son capaces a insuflar consignas a esa macedonia estilística chirriante y confusa que da forma a su repertorio. Ingenuidad en las ideas y ruido en la música fueron las constantes de su concierto, bastante menos excitante que el ofrecido antes por Inadaptats. El grupo de Vilafranca del Penedès, tan ingenuo como Brams en sus planteamientos ideológicos de apariencia radical, al menos dibuja una forma de hacer música más contemporánea. Su hardcore-punk estruendoso es algo más que hacer ruido desafinando. Junto a Pets puede considerárseles una banda que salió del Senglar con el saldo a su favor.

El resto salieron prácticamente como entraron. A Kulturshock y su sonido balcánico-punk les hicieron caso el regidor de escenario y 70 personas más. Kabul Baba, banda en la que militan dos ex miembros de Sopa de Cabra, pasó sin pena ni gloria entre cierta apatía del público. A Cheb Balowski, combinado multiétnico y pluricultural dado a la fusión mediterránea, les acompañó sólo el sol, y a O Garbanzo Negro, banda festivo-galaica con gaita en ristre, sólo les salvó que su música de fiesta resultó apropiada para la hora y el estado del público, que había aguantado hasta pasadas las tres de la mañana para verles. Un balance corto para tantas horas de música.

El contrapunto lo puso ya en la mañana del sábado Antón Abad, un cantautor de secano que contó sus deliciosas historias humanas en la carpa chill-out ante una audiencia severamente afectada por la noche precedente. Con todo, el público reaccionó incluso ante afirmaciones que por edad les quedan lejos. Una de las más aplaudidas fue la presentación de Mira com pasa el temps, cuando Antón dijo que la edad te enseña que "no se trata tanto de tocar las estrellas como de no estrellarte". Fue, curiosamente, una de las frases más radicales escuchadas en el festival.

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