Freire y 'Tourlavega'

El Tour cumple 100 años y ningún español ha sido capaz de terminarlo vestido de verde. Los ha habido amarillos -Bahamontes, Ocaña, Delgado, Indurain-, los ha habido de lunares o reyes de la montaña -Trueba, Berrendero, Loroño, Bahamontes, Jiménez, González, Torres, Perurena-, los ha habido que han ganado etapas y equipos que han ganado su clasificación. Pero ninguno ha ganado la clasificación de la regularidad o victoria a los puntos, aquélla por la que compiten los sprinters. Pero aquí está Óscar Freire para remediar este desajuste histórico. "Me encantaría ganar el maillot verde", dice el de Torrelavega.

Es el segundo Tour de Freire -del primero se retiró el cuarto día por una caída después de haber ganado una etapa- y el de Torrelavega asegura que llega mejor preparado que el año anterior. "Tengo más fondo, más volumen. He podido entrenarme bien todo el año, sin problemas, y creo que resistiría mejor una carrera de tres semanas", dice el bicampeón mundial. "Y el equipo confía en mí. Contaré con Hunter y De Groot para las llegadas y lo veo bien. Me gustaría acabar la carrera, pero aún no me veo luchando por los puntos en las metas volantes. Decidiré si me dedico a ello si tras la primera semana voy bien colocado", explica.

Si Freire, el bicho raro del ciclismo español, supera a rivales como McEwen, Petacchi, O'Grady, Zabel o Kirsipuu y terminara el Tour vestido de verde, se pondría a la altura de su paisano Vicente Trueba, La Pulga de Torrelavega, que hace 70 años fue el primer rey de la montaña del Tour. "Y a lo mejor le tenemos que cambiar el nombre a la ciudad y llamarla, por ejemplo, Tourlavega, jo, jo...", se ríe Freire.