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Crónica:AUTOMOVILISMO | Gran Premio de Europa de fórmula 1
Crónica
Texto informativo con interpretación

"Ha sido formidable, ¿no?"

El asturiano se siente feliz y, respaldado por los comisarios, niega haber dado frenazos prohibidos

Minutos después de finalizada la prueba, cerca de 50 periodistas de medio mundo se arremolinaban alrededor de Fernando Alonso. Él no había sido el ganador. Ni siquiera el segundo o el tercero. Estos tres, el alemán Ralf Schumacher, el colombiano Juan Pablo Montoya y el brasileño Rubens Barrichello, andaban en el podio, bañándose en cava y repartiendo sonrisas. Mientras tanto, sudando la gota gorda, con la cara llena de los surcos causados por el verdugo que le cubre el rostro y sobre el que se coloca el casco, el español, jadeante, apenas acertaba a decir en inglés: "Wonderful, wonderful (maravilloso, maravilloso)".

Fue maravilloso, sí. Alonso no las tenía todas consigo y el fin de semana no había hecho más que proporcionarle malas noticias. El español se preguntaba por qué en la crono de clasificación, el sábado, su Renault había sido casi cinco décimas de segundo más lento que el de su compañero de equipo, el italiano Jarno Trulli.

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Alonso anda sobrado

Por si fuera poco, el asturiano, octavo en la parrilla, salía por el que los pilotos denominan el lado "más sucio" de la recta de meta. La mayoría de los coches, al pasar por esa zona, lo hacen por el izquierdo. En él, por tanto, queda más goma de los neumáticos pegada que en el derecho. Eso hace que los monoplazas se agarren mejor y, por lo tanto, corran más.

Alonso arrancó por el derecho, por el lado malo. Como si no. Enseguida adelantó al francés Olivier Panis y se fue a por Trulli. Éste se desvió al centro, pero allí se encontró con el Williams de Montoya. Demasiado tráfico. Así que Trulli regresó a su derecha, justamente por donde venía Alonso, que se vio obligado a frenar.

Sólo había recuperado un puesto en la salida y lo que tenía por delante, acercarse a los Ferrari, los Williams y el McLaren de Kimi Raikkonen, se antojba una tarea complicada. "Las circunstancias de la carrera han hecho que tuviera que luchar contra coches superiores al mío", apuntaba el español. "Hasta ahora no había ocurrido eso. Hasta ahora había recuperado puestos en la salida o en las entradas al garaje. Esto ha sido un mano a mano multiplicado por dos. Primero, con David Coulthard; después, con Michael Schumacher. Primero, un McLaren; luego, un Ferrari. Aguantarles ha sido formidable, ¿no?", concluía.

Pero la carrera estuvo teñida de polémica. Primero, por el incidente entre Montoya y el mayor de los Schumacher, que acabó con éste fuera del asfalto. La investigación de los hechos por parte de los comisarios no deparó ninguna maniobra antirreglamentaria de Montoya.

También Alonso vivió un episodio extraño. A tres vueltas del final, en la recta que precede a la chicane, el británico tuvo que dar un volantazo para no embestirlel. Los directores de la carrera abrieron de oficio una investigación por si Alonso había hecho lo que se denomina "break test", cuya traducción literal es "prueba de frenado". La figura, que está prohibida, consiste en frenar a varios metros de una curva para provocar que quien viene detrás tenga que hacer un movimiento brusco para evitar el choque. Los comisarios, tras estudiar la telemetría (programa de ordenador en el que quedan registrados todos los movimientos de un coche), no consideraron la reclamación.

""No tengo nada que decir sobre ese incidente", explicó Alonso; "sería estúpido frenar a diez metros de una curva. Ha sido un lance de la carrera. Yo tenía problemas en las ruedas traseras, que no agarraban bien, y por eso iba un segundo más lento que el resto. Al llegar a la curva, vi por el retrovisor que Coulthard estaba muy pegado a mí. Cerré el hueco y, de repente, dejé de verle".

Coulthard, por su parte, señaló que en varios ocasiones Alonso había frenado antes de tiempo. Pero prefirió no entrar en polémicas y se limitó a declarar: "Ya hablaré sobre esto con Fernando en privado".

Tampoco el ovetense quiso echar más leña al fuego. Pero no se olvidó de recordar que a otros corredores no les ocurrió lo mismo que a Coulthard: "A Schumacher también le cerré. Además, en el mismo sitio. Y él no se salió del asfalto. Por algo será".

Precisamente, Schumi estuvo a un paso de arrebatar a Alonso la cuarta plaza. "Me han dicho por la radio que venía a seis segundos. Justo cuando me lo comunicaban, le he visto por el retrovisor. Quedaba una vuelta y yo no podía ir más rápido. Así que he pensado: 'Éste me pillará, pero no me pasará'. Y eso ha ocurrido. Me ha pillado, pero no me ha pasado", dijo el español.

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