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Reportaje:MÚSICA

Hariprasad Chaurasia, la flauta de Krishna

Es uno de los músicos más apreciados de la India y uno de los grandes embajadores de su cultura en Occidente. Con una simple flauta de bambú, Hariprasad Chaurasia ha recorrido el mundo dando conciertos de música clásica y difundiendo el folclore indostaní al combinar la tradición con la apertura hacia otros sonidos. Hoy inicia una gira por tres ciudades españolas.

Desde que, a mediados de la década de 1950, Ravi Shankar irrumpiera en los escenarios norteamericanos y, sobre todo, desde que años después se encontrara con los Beatles, la música india ha tomado carta de naturaleza en el panorama musical occidental. Lo que primero fue una curiosidad, ahora es ya una música ampliamente difundida y, lo más importante, aceptada en toda su magnitud. Uno de los responsables de que el estado de las cosas sea tan optimista es el flautista Hariprasad Chaurasia que con sus conciertos de música clásica o folclore indostaní, sus acercamientos a músicos y músicas occidentales (de George Harrison a John McLaughlin o Jan Garbarek) y sus enseñanzas en el Conservatorio de Rotterdam ha roto infinidad de prejuicios ante una de las manifestaciones musicales más bellas y profundas de todas las que actualmente conviven en el globo. Uno de los discos de Chaurasia, Call of the Valley, grabado en 1968 con su amigo el también maestro Shivkumar Sharma, figura entre los más vendidos en todo el mundo en el ámbito de la world music.

Hariprasad Chaurasia nació en Uttar Pradesh en 1938 en el seno de una familia sin antecedentes musicales. "Comencé a estudiar música a los diez años y todavía no he parado, llevo 55 años estudiando y no sé durante cuanto tiempo estaré todavía aprendiendo, probablemente durante varias vidas más", explica el flautista. "Comencé estudiando música vocal con un vecino, pero mi padre, que era luchador profesional, aspiraba a que yo siguiera su carrera. Incluso subí a un ring para complacerle, pero no estaba dotado. A mi padre no le interesaba la música, comencé a estudiar a sus espaldas. A pesar de mi interés, mi voz tampoco estaba dotada, así que, después de dos años, decidí cambiar a la flauta".

El instrumento que Haripra-

sad Chaurasia, Hari o Hariji (señor Hari) para amigos y seguidores, ha popularizado es el bansusri, antes prácticamente no se utilizaba en la música clásica india, quedando relegado al folclore. Una flauta transversal fabricada con un simple trozo de bambú; todo el secreto radica en los labios y la lengua del intérprete. Además, Hariji lo toca en posición zurda para mejor acceder a determinados y necesarios semitonos. "Escogí la flauta porque era el instrumento más sencillo. No se parece en nada a otros instrumentos más avanzados ya que todo depende de tu soplo. Es una sonoridad que procede directamente de la naturaleza, eso conecta mi música con la naturaleza. Hasta los animales se sienten atraídos por la flauta, eso prueba que se trata de un instrumento anterior a la llegada de cualquier civilización. Mi única inspiración en el momento de escoger la flauta fue que era el instrumento favorito de Krishna. Recuerdo las imágenes de Krishna que había en mi casa, y la flauta en sus manos me atraía poderosamente. Ésa fue mi primera inspiración. Me hubiera gustado oír a Krishna tocar la flauta, pero ¡no hay discos suyos! Después tuve la suerte de que mi profesora no fuera flautista, tocaba una variante del sitar, y aprendí una forma de tocar música que no era la habitual para la flauta". La profesora de Chaurasia fue Annapurna Devi, hermana del reputado Ali Akbar Khan, otro de los responsables de la difusión de la música india en Occidente, que estaba casada con Ravi Shankar. Un ambiente en el que se combinaba el respeto por la tradición con la apertura sincera y sin prejuicios al mundo exterior, dos de las constantes del trabajo de Chaurasia.

"Supongo que a lo largo de estos años mi música ha ido cambiando porque yo también he ido cambiando". Esos cambios han llevado a la música de Chaurasia a convertirse en uno de los paradigmas de la espiritualidad. "La música es pura espiritualidad", afirma. "La música es mi gran amor, por ello se ha convertido en mi religión. Cuando toco no lo hago para el público, toco para ese poder superior que está entre el público y yo. Tocar es mi mejor yoga, mi mejor meditación, mi mejor plegaria". Chaurasia se siente feliz de poder transmitir todas esas sensaciones. "Algunos cirujanos me han escrito para decirme que oyen mi música durante las operaciones porque aumenta su concentración y alivia sus tensiones".

El músico indio Hariprasad Chaurasia, con el instrumento bansusri.
El músico indio Hariprasad Chaurasia, con el instrumento bansusri.

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