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Reportaje:

La ética espacial

Una comisión de la Unesco se reúne en la Universidad de Jaén para analizar la regulación del espacio ultraterrestre

Ginés Donaire

¿Qué utilidad tienen los datos obtenidos por satélite? ¿Cuáles son los usos del espacio ultraterrestre? ¿Quién se beneficia de ellos?, ¿Cómo afecta la contaminación espacial? A todas estas preguntas intentan dar respuesta un grupo de reputados científicos y juristas que ayer jueves y hoy viernes han elegido la Universidad de Jaén como epicentro de la reunión de la subcomisión de ética que analiza el espacio ultraterreste dentro de la Unesco, la organización de las Naciones Unidas para la colaboración internacional en los campos de la educación, la ciencia y la cultura.

"Aunque la idea del espacio parezca algo esotérica, lo cierto es que nos afecta de forma cotidiana a todos los ciudadanos del mundo", sostiene Juan Manuel Faramiñán, vicerrector de la Universidad de Jaén y uno de los 14 miembros de esta subcomisión, encuadrada dentro de la comisión de ética para el conocimiento científico y tecnológico (Comest) de la Unesco creada hace cinco años por el español Federico Mayor Zaragoza.

Para el presidente del Comest, el noruego Jens Eric Fenstad, debe quedar claro que "los datos obtenidos por los satélites espaciales sean utilizados en beneficio de la humanidad y para fines exclusivamente pacíficos". El problema, apunta, es el vacío legal existente en el ámbito del espacio. Quizá por ello de la reunión de Jaén salga la propuesta, que va a apadrinar el profesor Faramiñán, para crear una organización internacional del espacio, de carácter jurídico y técnico.

Otro de los participantes en el foro de la Universidad jiennense es el profesor Alain Pompidou, hijo del que fuera presidente francés y miembro de la Academia Francesa de las Ciencias. A su juicio, es preciso arbitrar medidas para "impedir el acceso de los datos obtenidos por satélites a los grupos terroristas". Pompidou pide también una mayor sensibilización ciudadana en lo que él denominó como "cultura del espacio". El desarrollo de las comunicaciones, la observación de la Tierra y el medio ambiente y la prevención de catástrofes naturales son algunos de los beneficios que, a juicio del científico francés, ofrece a la humanidad la política espacial.

Ahora bien, tanto Pompidou como el profesor Faramiñán alertan sobre los efectos negativos de las tecnologías espaciales, como los lanzadores que polucionan el espacio ultraterrestre. "Los desechos y basuras espaciales han contaminado las órbitas de la Tierra, a unos 36.000 kilómetros de distancia, algo que supone un enorme peligro para la navegación espacial", advierte Faramiñán.

Hoy viernes se espera que se incorporen a los debates dos veteranos astronautas: el francés Jean-Pierre Haigneré, miembro de la Agencia Espacial Europea, y el italiano Franco Malerba, astronauta de Aerospazio Space División. Se trata de reuniones confidenciales, cuyas conclusiones se trasladan luego, a modo de recomendaciones, a la asamblea de la Unesco y al resto de estados de la comunidad internacional.

Pioneros de un nuevo campo del Derecho

"La Universidad de Jaén no debe ser sólo un referente en la investigación oleícola y del olivar, por qué no puede ser también punta de lanza en la investigación tecnológica y espacial". Así se expresó ayer el profesor Juan Manuel Faramiñán, empeñado en hacer del campus jiennense un lugar que compita con los principales foros internacionales en el campo del derecho espacial.

Así, sin ningún complejo de inferioridad, se comporta Faramiñán, hijo de emigrantes gallegos, nacido en 1945 en Buenos Aires (Argentina) y que desde hace 13 años imparte clases de Derecho Internacional en la Universidad de Jaén, después de hacerlo con anterioridad en la de Granada.

De Argentina le viene, precisamente, su pasión por el derecho espacial. "Mi afición la heredé del argentino Aldo Amando Cocca, uno de los pioneros en derecho espacial y artífice de que el espacio fuese declarado Patrimonio común de la Humanidad", comentó Faramiñán.

Miembro fundador del Centro Español de Derecho del Espacio, que tiene su sede en la Escuela Diplomática de Madrid, Faramiñán pertenece también al comité directivo del Centro Europeo de Derecho del Espacio, una organización de la Agencia Europea del Espacio con sede en París. Ahora, el próximo reto de Faramiñán está en crear en Jaén un Centro de Estudios Espaciales. De momento, el año pasado ya logró que el astronauta español Pedro Duque inaugurase una ambiciosa exposición sobre los usos espaciales que cautivó a los alumnos de la Universidad jiennense.

Rodeado de un grupo de estrechos colaboradores, algunos de ellos alumnos aventajados como la jiennense Rocío Caparrós, que realiza prácticas en la Agencia Europea del Espacio de París, el profesor Faramiñán ha sido el promotor de que la comisión de ética sobre el espacio ultraterrestre de la Unesco saliera de sus habituales sedes en París y Berlín para reunirse en Jaén. También fue el artífice, el curso pasado, de la reunión de la Manfred Lachs Moot Court Competition, un simulacro que ofrece a estudiantes de diversas nacionalidades la oportunidad de aplicar sus conocimientos sobre Derecho Espacial a un caso práctico.

Cuestiones como la utilización indebida del espacio aéreo a través de satélites o el espionaje espacial fueron los temas sobre los giraron una serie de juicios que, aunque basados en la ficción, sirvieron para reflejar la intensa batalla política y económica que los principales países ya están librando alrededor de la Tierra.

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