Un agente reconoce a Arcan como la persona que le disparó en Pozuelo
Los inculpados en el crimen del abogado se telefonearon varias veces entre sí por la noche
El primer policía nacional que llegó al chalé de la calle de Arquitectura, de Pozuelo de Alarcón, en la madrugada del 20 de junio de 2001 tras ser alertado de lo que estaba ocurriendo en su interior reconoció ayer a Pietro Arcan como el individuo que aquella noche saltó la valla de la vivienda, huyó con una mochila y le disparó al ver que era perseguido. Así lo aseguró ante el tribunal de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Madrid encargado de enjuiciar a Arcan y a otros tres acusados más como presunto autor y colaboradores, respectivamente, del crimen de Pozuelo, que costó la vida al abogado Arturo Castillo y en el que también resultaron heridas la viuda y las dos hijas del letrado.
El robo fue el único móvil del homicidio del abogado, según los investigadores
El funcionario relató que, cuando llegó a la zona con un compañero, la aparente tranquilidad que había en el lugar, unido a que nadie contestaba a sus llamadas al timbre del chalé, hizo sospechar a ambos agentes que había una equivocación. "Instantes después escuchamos unas pisadas, por lo que decidí dar la vuelta al chalé y vi a un individuo huyendo. Le di el alto, pero salió corriendo", relató.
En un momento determinado, el individuo, que "llevaba una mochila en una mano y una pistola en la otra", se dio la vuelta y disparó al agente, que logró esquivar la bala. A pocos metros de donde se efectuó este primer disparo, el hombre que había salido del chalé "se agachó" y el policía aprovechó para encañonarle. Según el testigo, en ese momento pudo mirar al sospechoso a los ojos durante unas décimas de segundo, las mismas que aquél tardó en extraer el arma de fuego que portaba y disparar contra el agente a poco más de un metro de distancia. Antes, según la versión de éste, el individuo tuvo tiempo de preguntarle por qué le perseguía y afirmar que él no había hecho nada.
Ya en comisaría, el funcionario atacado reconoció "dos veces" a Pietro Arcan, detenido por un agente municipal tras una batida por los alrededores de un puente situado sobre la carretera M-40. El agente sostuvo que, antes de huir, el moldavo arrojó el arma al suelo. En ella había cinco cartuchos percutidos y uno sin percutir. Asimismo, compañeros del policía que testificó ayer hallaron una mochila roja en un bidón de una obra con algunos efectos de valor en su interior, como joyas, que fueron identificados por familiares de Castillo.
El jefe del Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía que instruyó las diligencias tras el crimen apuntó al robo como el único móvil del crimen. En este sentido, precisó que los agentes encargados de la investigación realizaron un estudio del entorno del abogado fallecido y no hallaron ningún indicio de que el móvil del asesinato fuese una venganza o un ajuste de cuentas.
Según el policía, el chalé tenía abierta y forzada la ventana del último piso, que daba a la buhardilla. Por ahí fue por donde entró a la casa el autor de la muerte de Castillo y de la agresión a su familia. La primera planta del chalé, donde dormía la familia Castillo, estaba "muy revuelta y desordenada", mientras que la planta baja estaba prácticamente intacta. Por eso, el instructor de las diligencias apunta a que el individuo "fue buscando por aquellos sitios donde había objetos de valor".
Los policías nacionales describieron las dantescas escenas con las que se toparon a su entrada al domicilio asaltado. Así, uno rememoró cómo mientras entraban en el chale escuchó gritos de "Aquí, por favor", procedentes de un armario. Al abrir el mueble encontraron a las dos hijas de Arturo Castillo malheridas. El funcionario relató que las jóvenes, una de las cuales sufría un corte en el cuello, les indicaron que subieran a la planta superior, donde hallaron el cuerpo sin vida de Castillo y a su esposa gravemente herida. El cadáver del abogado tenía signos de que su agresor se había ensañado con él, intentado "buscar la garantía de su muerte".
En cuanto a la presunta relación entre los cuatro imputados, los agentes encargados de la investigación concluyeron la existencia de una conexión entre todos ellos, a tenor del "intenso tráfico de llamadas" que se produjo entre los teléfonos móviles de los procesados durante la noche de los hechos. Según una de las llamadas del acusado Daniel Popa, una cuñada suya le recriminaba que hubiese prestado ayuda a El Ruso, del que, decía, era el autor del crimen de Pozuelo. La mujer aseguraba saber de fuentes fiables que Arcan era quien había cometido los hechos. "El día de los hechos la mayor parte de las llamadas fueron entre los teléfonos de Arcan, Julio Rodríguez Barrios y Manuel España", afirmó el policía que instruyó las diligencias.
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