Desarticulada una banda que robaba cajeros automáticos arrancándolos con un camión grúa y un cable de acero

Lo intentaron ocho veces y lo lograron en cinco. Sucursales de municipios pequeños de Alicante y Valencia fueron el escenario escogido por los cuatro integrantes de una banda de ladrones, ahora detenidos por la Guardia Civil, que reventaban cajeros automáticos arrancándolos literalmente de la entidad bancaria valiéndose de un camión grúa y cable de acero.

La infraestructura, a pesar de ser tremendamente aparatosa -como explicó ayer el alferez de la Guardia Civil encargado de la operación- les permitió hacerse con un botín de entre 150.000 y 180.000 euros.

Los detenidos han sido cuatro, dos hombres y dos mujeres. Sus actuaciones se han repartido por Moraira y Xàbia, en Alicante, y por Museros y Port Sa Playa (Alboraia), en la provincia de Valencia. Para cometer sus brutales atracos, alquilaban un camión grúa de gran tonelaje, ataban al extremo un cable de acero que a su vez enganchaban al cajero. El vehículo traccionaba lo suficiente como para el cajero automático quedara literalmente arrancado de la instalación -normalmente muro exterior- bancaria.

Una vez hecha esa parte de la operación, que según la Guardia Civil llamaba la atención por espectacular -aunque siempre actuaban de madrugada- pero no hacía pensar a las personas que pudieron presenciar los hechos que se trataba de un robo, la grúa era trasladada a un descampado. Libres de testigos, los ladrones desguazaban el cajero propiamente dicho hasta que, convertido en un puzzle de piezas desmontadas, accedían al depósito de billetes. Grúa, cable y cajero quedaban abandonados en cualquier parte. Fuentes de la Guardia Civil explicaron ayer en la sede de la Comandancia en Valencia que fueron las huellas dejadas por los ladrones de los enseres que utilizaban las que les condujeron hasta ellos.

Los detenidos en la operación Caja, como ha sido denominada, tienen entre 21 y 30 años y la Guardia civil sospecha que son también autores de robos en empresas de polígonos también en Valencia y Alicante. En el registro del domicilio de los detenidos, para cuyo acceso era necesario introducir una clave secreta, la Guardia Civil se incautó de varios ordenadores, cámaras de fotos y teléfonos móviles.