Hogueras, petardos y cocas
Los catalanes harán estallar 500 toneladas de pólvora para festejar la noche más corta del año El calor, una vegetación seca y el mal uso de los petardos aumentan el riesgo de incendios en Cataluña
Las hogueras encendidas tras la puesta de sol fueron para miles de catalanes la forma de celebrar la llegada del solsticio de verano y la noche de Sant Joan. A ellas se añadieron los petardos y los tradicionales castillos de fuegos artificiales que varios ayuntamientos contrataron con las empresas de pirotecnia. Los fabricantes de estos artefactos esperan facturar nueve millones de euros hasta la verbena de Sant Pere.
Al gasto medio en petardos, de unos 30 euros, se deben añadir los 20 euros que las familias catalanas desembolsarán en la compra de las típicas cocas. Este año, las asociaciones de pasteleros han superado los 1,5 millones de cocas vendidas. Las altas temperaturas también fueron las protagonistas de la noche. La ola de calor de los últimos días aún mantiene elevados los registros de los termómetros. La máxima de ayer se alcanzó en Torres de Segre (Segrià), donde el calor llegó a 39,7 grados.
La oleada de calor de estos días mantiene aún activado el Plan Infocat a causa del alto riesgo de incendios. Éste aún es mayor en las comarcas del interior y en algunas zonas de la costa.
Los bomberos de la Generalitat realizaron un total de 141 salidas entre las 19,00 y las 22,00 horas por incidentes relacionados con la verbena de Sant Joan, según informó la Dirección General de Emergencias de la Generalitat en un comunicado. A estas intervencionas hay que añadir un total de 267 salidas, durante todo el día de ayer, tanto por pequeños fuegos de vegetación como por pequeños incendios de contenedores, hogueras y desechos.
Las condiciones de la vegetación, demasiado seca, y el calor intenso de los últimos días hacen que cualquier descuido en el uso de los petardos pueda desembocar en un incendio. Por ello, los bomberos y los agentes forestales extremaron la vigilancia durante toda la noche.Los catalanes festejaron ayer la verbena de Sant Joan con centenares de hogueras, castillos de fuegos artificiales y petardos. En total, la Asociación de Fabricantes y Mayoristas de Pirotecnia (AFIMAC) calcula que hasta la verbena de Sant Pere se venderán 500 toneladas de pólvora en las más de 1.500 tiendas y casetas que hay repartidas en Cataluña, lo que supone una facturación de unos nueve millones de euros.
La producción pirotécnica catalana, sin embargo, ha querdado restringida a los castillos de fuegos artificiales a causa del bajo coste de los productos chinos. Uno de los representantes de la AFIMAC, Lluís Casanovas, señaló que el 90% de estos productos proceden del mercado chino. "Casi la totalidad de las empresas catalanas y valencianas se han acabado dedicando a la fabricación de pirotecnia profesional. El mercado chino, en cambio, copa la producción de los artefactos dedicados al consumo familiar", explicó Casanovas.
Casanovas también recordó que antes de encender un petardo deben tomarse las precauciones necesarias. "Primero, se han de leer las instrucciones de los paquetes. Es muy importante que los padres vigilen a los menores cuando usen este material. Y sobre todo, no se debe tener en la mano cuando la mecha ya está encendida", recordó.
A los peligros físicos que puede suponer el mal uso de los petardos se añaden los riesgos de incendios. Una vegetación seca a causa de la escasez de lluvias en los últimos meses y unas temperaturas muy altas son la mecha ideal para que cualquier descuido con artefactos pirotécnicos pueda provocar un incendio. Pese a que ayer las temperaturas bajaron ligeramente respecto al fin de semana, continuaban siendo demasiado altas para relajar la vigilancia. En Torres de Segre (Segrià) se alcanzaron 39,9 grados; en Vinebre (Ribera d'Ebre) l36,2, y en Barcelona, 30,3.
Sólo ayer los bomberos de la Generalitat efectuaron 217 salidas, que se sumaron a las 373 que llevaron a cabo desde que se activó el Plan Infocat ante el alto peligro de incendios. De las intervenciones de ayer, 72 tenían como objetivo la extinción de incendios de vegetación, por lo que son ya 257 los de este tipo desde que el Meteocat emitió el aviso de situación meteorológica de riesgo.
Por ello, la Generalitat pidió la máxima cautela a los ciudadanos y extremó las precauciones para evitar incendios y otros incidentes que pudieran ser ocasionados por las hogueras y los petardos durante la noche. El cuerpo de bomberos reforzó sus efectivos y añadió dos funcionarios más a su dotación en 38 parques de Cataluña. A ellos se unieron, hasta las dos de la madrugada, todos los bomberos auxiliares que han sido contratados para los meses de verano. En especial, se incrementó la vigilancia en el área metropolitana de Barcelona y en la Costa Brava a causa de la afluencia de visitantes.
El Departamento de Medio Ambiente también amplió sus dotaciones para proteger las zonas boscosas al incorporar a 100 voluntarios de las Agrupaciones de Defensa Forestal a sus agentes rurales. Estos cuerpos de vigilancia fueron desplegados sobre todo en las comarcas que presentaban el mayor riesgo de incendios.
El otro ámbito que centró los esfuerzos de la Generalitat fue la vigilancia de las carreteras. Los Mossos d'Esquadra tenían previsto realizar un total de 180 controles en puntos estratégicos de las vías con mayor afluencia, de los cuales 99 eran pruebas de alcoholemia.
Cocas bajo sospecha
Como establece la tradición, la llegada del solsticio de verano se celebra con coca y cava. Este año, las pastelerías catalanas han vendido 1,5 millones de cocas, según el Gremio de Pastelería de Barcelona. De éstas, 960.000 se vendieron en las comarcas barcelonesas.
Sin embargo, los comercios más beneficiados por el puente fueron los de la costa, a causa de la salida masiva de barceloneses para pasar estos días en la playa y en segundas residencias.
Los cálculos de las asociaciones de pasteleros señalan que las familias catalanas se gastan de 15 a 25 euros en cocas de todos los tipos y tamaños. Las preferidas siguen siendo las clásicas de brioche con fruta confitada y las de piñones. No obstante, hay quien también prefiere las que contienen todo tipo de rellenos, como la crema, y las de hojaldre.
Este año, el Departamento de Sanidad quiere evitar a toda costa las intoxicaciones como la que el año pasado se produjo en Torroella de Montgrí (Baix Empordà). Entonces, 1.243 personas consumieron cocas rellenas de crema contaminada con salmonela, según concluyó un informe de Sanidad.
Sólo en la provincia de Girona, el departamento ha efectuado 250 inspecciones en establecimientos de pastelería para comprobar el buen estado de las instalaciones y la correcta manipulación de los alimentos. En el curso de éstas, Sanidad cerró dos establecimientos y sancionó a otros cinco por no cumplir las exigencias higiénicas.
La Generalitat también ha editado varios folletos en los que explica el proceso adecuado para asegurar la calidad del alimento y recuerda que las intoxicaciones no son hechos casuales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.