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Bocatas para los ministros

Los negociadores empezaron a vislumbrar ayer que el acuerdo sobre la reforma de la PAC, si llega, se conseguirá por agotamiento. No es una exageración. Desde que el martes a las tres de la tarde se inició esta segunda parte del Consejo de Ministros de Agricultura, los ministros apenas duermen, y para mantenerse atentos recurren a la coca-cola y el bocadillo. Para demostrarlo, el español Miguel Arias Cañete mostró a los periodistas el contenido de la bolsa de papel que portaba antes de entrar el miércoles a medianoche a la enésima reunión del día.

El edificio luxemburgués que acoge la crucial reunión está rodeado de obras y autopistas, a las afueras de la ciudad. Es una torre inhóspita, construida en los años sesenta, convertida estos días en una especie de prisión en la que delegaciones, sindicatos agrarios y periodistas están condenados a convivir. Las reuniones se inician hacia las diez de la mañana y suelen ser a puerta cerrada, a veces sin el habitual apoyo técnico del que se rodean los ministros. El martes se levantaron las sesiones a las 2.30. El miércoles, a las 3.00. Anoche, los 60 periodistas que siguen las reuniones y los 40 lobystas de los sindicatos agrarios se preparaban para otra noche casi en blanco.

Con los líderes y la actualidad comunitaria desplazada a Salónica, para asistir a la cumbre europea, los ministros rompen el protocolo mezclándose con el resto en el bar en busca de un pastel como hizo Franz Fischler, de un baño de masas como el griego Georgios Drys o de un receso imposible como la alemana Renate Künast.

Una fuente diplomática asegura no haber asistido nunca a un Consejo tan difícil. Los ministros se enfrentan por los herbáceos o el precio de intervención de la cebada, lo que no impide que el francés Hervé Gaymard llegara a Luxemburgo con un libro de regalo para su homólogo Arias Cañete y que los ministros discutan por los pasillos cogidos del hombro. Los representantes de los países candidatos, situados en un lateral de la cafetería, pasan inadvertidos de momento. Aún no tienen derecho al voto.

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