Malia muestra un perfil sensual en su disco 'Yellow daffodils'
Un primer disco, Yellow daffodils (Narcisos amarillos), del que ha vendido más de 50.000 ejemplares en Francia, ha colocado el nombre de Malia en boca de muchos. Con una voz exótica y atractiva que se mueve agusto por la música soul y el jazz más suave, la joven cantante británica de origen africano se presentará los días 17 y 18 de julio en Tenerife y Gran Canaria, con ocasión del Festival Canarias Jazz & Más, y el 24 en el Festival de Jazz de San Sebastián.
Yellow daffodils (Narcisos amarillos), título del disco, "tiene que ver con la muerte de mi padre y con el hecho de que esas flores me traen recuerdos de mi llegada al Reino Unido". A los 14 años, esta hija de africana e inglés, nacida en Malawi, un pequeño país del este de África, aterrizó en Europa: "No tenía ni idea de lo que me esperaba. Recuerdo que llevaba un vestido veraniego y la azafata me dio una manta y me dijo que la iba a necesitar".
El impacto del jazz
En el Londres de finales de los ochenta descubrió los discos de Motown y a Stevie Wonder, aunque fue el jazz lo que mayor impacto le causó. "Recuerdo haber oído a Billie Holiday en la radio cantando Lover man", cuenta. Ahora Malia ha grabado en su primer disco Solitude, el tema de Duke Ellington, con un sampleado de la voz de la gran dama del jazz.
"Trabajé mucho tiempo como niñera y camarera en un restaurante de jazz. Ahí empecé a conocer músicos y a pensar que quizá podía montar un trío. Oía a las cantantes y pensaba 'yo también puedo hacerlo'. Le pregunté a uno si quería ser mi pianista. Me telefoneó diciendo que estaba muy ocupado y no podía. Luego nos hicimos amigos y me confesó que no había querido porque yo era muy mala", cuenta ahora riendo. "Eso prueba hasta qué punto quería cantar, porque no hice caso a nadie y seguí por ese camino".
El disco muestra también a una incipiente compositora de 25 años. "Ante todo soy cantante", dice convencida. Firma las canciones con André Manoukian, al que descubrió tras oír un disco de la cantante Liane Foly. "Yo quería hacer algo más accesible, menos jazz, y cuando logré contactar con él todo fue sobre ruedas. Yo escribo las letras y él se ocupa de componer la música y hacer los arreglos, aunque lo discutimos todo y acaba siendo un trabajo en equipo", asegura Malia, que no acaba de creerse que tantas personas puedan tener su disco en casa.
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