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Reportaje:

El mercado desgasta el sueldo de los ejecutivos

Los malos resultados empresariales condicionan la retribución de los máximos directivos pero castigan más a los accionistas

Amaya Iríbar

El año pasado no fue bueno para algunas de las mayores empresas españolas. El Santander Central Hispano (SCH) y BBVA vieron caer su beneficio y Teléfonica registró fuertes pérdidas. Estos resultados han hecho mella en los sueldos de sus primeros ejecutivos, pero no tanto como en el de sus accionistas. A pesar de ello, la polémica en España está lejos de la creada en EE UU o el Reino Unido.

El salario del presidente del SCH, Emilio Botín, descendió el año pasado un 11,29% hasta los 2,239 millones de euros, entre fijo y variable

Los accionistas de la británica GlaxoSmithkline se han rebelado contra sus directivos. En la última junta, celebrada en mayo, más de la mitad votó en contra de la política de retribución del gigante farmacéutico, que premiaba a su presidente, el francés Jean-Pierre Garnier, con una indemnización por despido de 28 millones de dólares.

Es sólo un ejemplo más de que los malos resultados empresariales y bursátiles casan mal con los sueldos millonarios que reciben muchos máximos ejecutivos y pueden acabar con la paciencia de los accionistas. Al menos en los países anglosajones. Es la próxima batalla en la guerra del buen gobierno, que se ha intensificado tras la sucesión de escándalos empresariales.

En el Reino Unido, los accionistas votan desde este año el sistema retributivo del consejo. Las protestas de pequeños inversores se han sucedido. Como en Estados Unidos, donde además son habituales las listas de los que más ganan, los accionistas británicos conocen la remuneración detallada de todos los consejeros. Incluidos los ejecutivos.

Los inversores españoles no pueden siquiera indignarse porque es casi imposible conocer todos los ingresos que recibe el presidente o consejero delegado de una gran empresa. Aunque los escándalos empresariales en Estados Unidos han empujado a algunas del Ibex 35 a informar sobre el sueldo del consejo de forma individualizada, el de los ejecutivos sigue siendo tabú para la mayoría. El argumento es simple: la ley no les obliga y se trata de información sensible para la competencia, que podría intentar fichar a sus primeros espadas. Tampoco está claro qué derecho prevalece, si el de información de los accionistas o a la privacidad del ejecutivo.

Clasificación imposible

Así que una clasificación como la que hace la revista Forbes desde hace años en EE UU tendría en España menos de 10 directivos. Y depende de dónde se ponga el listón. Si lo que se quiere saber es la retribución por todos los conceptos de los máximos ejecutivos, la única empresa que ha dado un paso claro es el Santander Central Hispano (SCH).

En la última memoria anual del banco se incluye el sueldo y el incentivo anual; la remuneración como consejero; las opciones sobre acciones, tanto las realizadas como las pendientes; y las aportaciones acumuladas en el fondo de pensiones de los cinco consejeros que además ejercen funciones ejecutivos. Con su presidente Emilio Botín a la cabeza.

Sólo por el primer concepto, el presidente del banco cobró 2,239 millones de euros el año pasado. Su segundo, el vicepresidente y consejero delegado, Alfredo Sáenz, casi le duplica en salario, hasta ingresar 4,613 millones de euros. Francisco Luzón y Matías Rodríguez Inciarte también superan a Botín (2,272 y 2,617 millones de euros, respectivamente).

Si se tienen en cuenta estas cantidades, así como las de otros presidentes que han hecho públicos sus salarios -César Alierta, de Telefónica (tres millones de euros) o Alfonso Cortina, de Repsol YPF, 2,46 millones de euros- se puede estimar que los sueldos de los directivos más poderosos de España supera los 2,5 millones de euros. Mucho si se compara con el del presidente del Gobierno, que recibirá este año 81.661,44 euros, y muy poco si el referente son Raúl y otros futbolistas galácticos, que superan los seis millones.

Los expertos consultados -abogados y consultores- aseguran que los sueldos españoles son "moderados", "no son comparables a los de EE UU o el Reino Unido", y deben ser equiparables a los que reciben sus homólogos europeos. Jeffrey Barbakow, presidente de Tenet Healthcare y el ejecutivo estadounidense mejor pagado en 2002 según la revista Forbes, recibió de su compañía más de 116,683 millones de dólares. La suma de su salario y bono anual, sin embargo, no está tan lejos de la de los top españoles -5,383 millones de dólares-.

"Son acuerdos individuales y no hay datos de mercado", explica Fernando Morán, de la consultora Mercer Human Resource Consulting. Entre las pocas que hacen estimaciones para este puesto está CEINSA, quien calcula que para una empresa que facture unos 600 millones de euros, con 10.000 empleados, el sueldo anual de mercado del primer ejecutivo estaría en 394.380 euros.

La pregunta no es si los directivos españoles cobran mucho o poco, sino si su retribución sufre en tiempos de vacas flacas como lo hacen sus accionistas. El año pasado el SCH y el BBVA sufrieron una caída del beneficio del 9,61% y el 27,26%, respectivamente. Peor le fue a Telefónica, que vivió una pérdida histórica de 5.576 millones de euros. En total, seis compañías del Ibex ganaron menos ese año que el anterior, mientras que otras tres se hundían en números rojos.

No se puede saber si el mal dato afectó al sueldo del presidente ejecutivo del BBVA, Francisco González, pues la entidad facilita de forma agregada la retribución fija y variable de los consejeros ejecutivos, por un lado, y del resto por otro. El de su homólogo en el SCH descendió un 11,29%, ya que en 2001 recibió 2,524 millones de euros por sus labores ejecutivas. El recorte responde a la reducción de su incentivo variable anual, explican en la entidad, que se redujo en 285.000 euros, mientras el sueldo fijo fue congelado.

La retribución variable, anual y a largo plazo, que complementa la retribución fija, es la forma habitual de ligar los ingresos del directivo a los destinos de los accionistas. Entre los que tienen carácter anual, el más extendido es el bono. Alierta también sufrirá en esta parte de su remuneración los malos resultados de Telefónica: el bono se reduce a la mitad, aseguran en la operadora, mientras que el sueldo se mantiene estable.

"Cada vez es más importante que una buena parte de la retribución esté ligada a la marcha de la compañía", subraya Salvador Espinosa de los Monteros, socio del despacho de abogados Garrigues, que asesora a algunas multinacionales españolas en materia retributiva. En Estados Unidos es una realidad, según el último estudio de Mercer y The Wall Street Journal sobre las retribuciones de los primeros ejecutivos de las 350 mayores compañías de Estados Unidos: 50 de ellos perdieron el año pasado su bono anual.

Para su cálculo deben utilizarse distintas variables que permitan medir la marcha real de la compañía, como los objetivos marcados en el plan de negocio, resultado, beneficio por acción o la evolución de los competidores -no es lo mismo perder dinero si tu competencia también sufre y Telefónica es un ejemplo-, entre otras, explica Espinosa de los Monteros. En España el riesgo que asumen los directivos es menor que en EE UU, donde la retribución variable tiene mayor peso en el esquema, asegura Rafael Crespi-Cladera, profesor de Economía de la Empresa en la Universidad de las Islas Baleares.

La retribución variable a largo plazo también puede reflejar la evolución de la empresa. En Iberdrola, por ejemplo, han diseñado un bono ligado al plan estratégico de la compañía, que se cobrará en 2007 y dependerá del cumplimiento de esos objetivos. Otra cosa son las stock options. Extendidas en el 80% de las compañías del Ibex, la caída de la Bolsa ha provocado que muchos planes registraran pérdidas, lo que ha dejado a algunos directivos, como los del BBVA, sin plusvalías.

Reducir el sueldo fijo, como ha hecho Carlos de Palacio, presidente de Talgo -una empresa familiar-, tras unos malos resultados es menos habitual. De Palacio cobrará este año unos 72.120 euros, frente a los 144.242,9, establecidos el año anterior.

El sueldo de los ejecutivos es sólo una pieza de su esquema retributivo. A esta pieza habría que sumarle lo que perciben como consejeros de la entidad -281.609 euros, Cortina, 232.000, Botín y 150.000 Alierta-; la retribución a largo plazo y las aportaciones a sistemas de previsión social, que pueden convertirse en jugosas indemnizaciones cuando el ejecutivo deja su puesto. Por seguir con el ejemplo del SCH, su presidente sumó a los 2,471 millones de euros de salario como ejecutivo y consejero, 639.000 euros de plusvalías por ejercitar parte de sus opciones y acumulaba en su plan de pensiones 9,4 millones más. Alfredo Sáenz, por su parte, añadió a los 4,827 millones de euros, 274.000 de plusvalías, y tiene 59,015 millones acumulados para su jubilación.

Letra pequeña

En Mercer calculan "por experiencia" que las indemnizaciones a la salida suelen rondar entre un año y cuatro de la retribución anual total, aunque la mayoría de las empresas niegan su existencia. Es la letra pequeña de estos contratos, la única que, según el ex presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Juan Fernández Armesto, puede provocar algún escándalo en España. Ya ocurrió el año pasado cuando, tras la renuncia de Ángel Corcóstegui como vicepresidente y consejero delegado del SCH, se supo que había recuperado 108 millones de euros de su fondo de pensiones. Sus accionistas se enteraron cuando leyeron la memoria anual, meses después de que el directivo abandonara la entidad.

En las juntas que se celebran estos días en España tampoco se están viviendo rebeliones como la de Glaxo. Tan sólo alguna pregunta aislada. La duda es si es por falta de información, porque los accionistas no se preocupan tanto por la retribución de los directivos o simplemente porque no les hacen responsables de los malos resultados.

El presidente del SCH, Emilio Botín, se dirige a sus accionistas en una junta general.
El presidente del SCH, Emilio Botín, se dirige a sus accionistas en una junta general.PABLO HOJAS

La importancia de los comités

Dicen las normas del buen gobierno de las empresas que la forma más eficaz de evitar sueldos abusivos es la creación de un comité específico para lidiar con estas cuestiones. En España la denominación más común es la de comité de nombramientos y retribuciones, un órgano especial del consejo de administración que se ha ido extendiendo en los últimos años en las grandes compañías cotizadas. De las 35 que forman parte del Ibex, 31 han puesto ya en marcha un órgano de este tipo, según los datos facilitados por la consultora Watson Wyatt. Según el último informe de consejos de Spencer Stuart su extensión alcanza ya al 74% de las empresas cotizadas, un porcentaje que apenas llegaba al 33% en 1997.

La teoría también dice que estos comités son los encargados de proponer el sistema de retribución de los consejeros y de los altos directivos de la empresa al consejo de administración; revisarlos de forma forma periódica y velar por la transparencia en esta cuestión. Por eso no deberían sentarse en ellos los consejeros que desempeñan tareas ejecutivas, que de lo contrario se convierten en juez y parte.

Este aspecto formal, subrayado por todos los expertos, es menos respetado por las empresas españolas. 12 de las del Ibex tienen un asiento reservado en este órgano para el presidente del consejo, que en España suele acumular funciones ejecutivas, aseguran en Watson Wyatt. El presidente de Repsol YPF, Alfonso Cortina, lo hizo hasta abril del año pasado. En estos dos ejemplos, como en el 70% de las empresas españolas que cotizan en bolsa, los presidentes son además el máximo ejecutivo, subraya Spencer Stuart.

El número de reuniones revela el nivel de trabajo que tienen estos comités. Desde las tres veces que se reunió el de Iberdrola el año pasado hasta las ocho que lo hizo el de BBVA entre junio y diciembre del mismo año. La entidad financiera, cuyo comité hoy está formado sólo por consejeros independientes -no representan a accionistas de referencia ni son ejecutivos- ha dado la vuelta a su sistema de compensación, de uno basado en un sueldo fijo y dietas a otro basado en la responsabilidad. Es sólo un ejemplo de que estos comités están ganando fuerza, asegura un experto en retribución.

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Sobre la firma

Amaya Iríbar
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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