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Reportaje:FÚTBOL | El Albacete vuelve a Primera siete años después

La gloria del pobre

El Albacete, con el octavo presupuesto más bajo de Segunda, se aferró a la mano del técnico, Ferrando, para logar el ascenso

Aunque las matemáticas y el presupuesto dictaban que el Albacete debía esperar para consumar el ascenso, la hinchada invadió el Carlos Belmonte el fin de semana pasado tras la victoria ante el Getafe, 3-1, como una reacción de euforia anticipada. Por escasos que fueron los fondos para comprar jugadores, y por mucho que bailaran los números y las probabilidades, la segunda incursión de los manchegos en Primera era cuestión de paciencia.

Ayer, por la vía indirecta, gracias al traspiés del Levante en Ferrol, el Albacete festejó el regreso a la elite del fútbol español, por lo que el encuentro de hoy frente al Zaragoza no será una batalla a cara de perro, sino el feliz epílogo de una fiesta que anoche comenzó a recorrer las calles de la capital aragonesa, hermanadas las aficiones de dos clubes que el año que viene visitarán los campos de Primera.

"En Primera habrá que tener los pies en el suelo", dice su presidente, Contreras.

Siete años ha tenido que esperar la ciudad manchega para que el principal equipo de la ciudad osara regresar a la aristocracia del fútbol español. El 9 de junio de 1991, liderado por Zalazar y Benito Floro, el Albacete se encaramó a la Primera División para permanecer hasta 1996. Zalazar, aquel diez que rompía el cuero en cada lanzamiento de falta, y Benito Floro, comandaron al equipo que derrotó al Salamanca 2-0 y protagonizó aquella primera vez. El Queso Mecánico les llamaron.

Codeándose con los grandes, el Albacete ocupó la octava plaza y a punto estuvo de cruzar la aduana para jugar la UEFA. Floro, aquel maniático de la estrategia y de la pizarra, que en dos años al mando del Albacete obtuvo dos ascensos, de 2ªB a 2ª, y de 2ª a 1ª, se convirtió en el codiciado señuelo de la parafernalia que rodea al fútbol, algo que culminó con el fichaje por el Real Madrid de Ramón Mendoza. Como entonces, un preparador desconocido, César Ferrando, curtido en el filial del Valencia, ha conducido la gesta, aunque, según confiesa, su sistema apenas guarda similitudes con el de Floro, al que considera su maestro.

"Le admiro mucho, he aprendido bastante de él, pero no me gustan las comparaciones", dice Ferrando; "quiero que este equipo sea recordado por su carácter, por la unidad y porque siempre quiso jugar al fútbol, fuera ganando o perdiendo", afirma el técnico.

Ferrando luce los créditos del actor principal en la película del Albacete este año. Con un currículo discreto, sólo decorado por las referencias que le enviaban desde Valencia, el presidente del club, Angel Contreras, se atrevió a contratarle: "César es un profesional de los pies a la cabeza, un hombre de fútbol que sobre todo tenía una fijación: hacer equipo. Por eso le fichamos", asegura el directivo. De este modo, en una campaña en la que sólo ha ocupado el liderato dos jornadas -si bien llevan entre los tres primeros desde la 23-, la unidad de la plantilla ha contagiado al resto de las funciones.

Hay detalles reveladores: "El día de las semifinales de Copa de Europa en Turín, quedamos quince jugadores y yo para cenar y ver el partido entre el Juventus y el Real Madrid", subraya el entrenador, un tipo desbordado por el entusiasmo. "He disfrutado del fútbol durante estas últimas semanas, cuando todos estaban pendientes de nosotros. El fútbol es esto: tensión, nervios", añade Ferrando, para quien la resaca del festejo de la fiesta le produce más pereza que la propia fiesta.

El protagonista Ferrando se ha visto secundado por una serie de actores de poco renombre pero de cualidades técnicas intachables, como Perera, el goleador de Segunda; Jandro, proveniente del Celta, fichaje del mercado de invierno, o los ex mallorquinistas Siviero y Roa, estiletes de la profesionalidad y de la responsabilidad en una plantilla joven. "Hemos tenido un grupo humano ejemplar", resume Contreras, convencido de que una de las claves del ascenso también radica en los despachos. "Hemos respetado las funciones de cada uno, sin interferencias".

Como la inmensa mayoría de los clubes del fútbol español, el Albacete también ha padecido las desolaciones de una economía ajada por los cuatro costados. Ferrando incluso llegó a hablar de plante por impago. El equipo ocupó el octavo puesto por la cola en los presupuestos de Segunda. "En Primera habrá que tener los pies en el suelo. No queda más remedio", sentencia el presidente.

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