Dos novillos de clamor
Los dos remiendos de Albarreal que completaron la novillada fueron de nota alta. Saltaron en segundo y tercer lugar, y aunque ninguno fuera un dechado de bravura en varas, pues uno hizo sonar el estribo y el otro anduvo distraído, se rompieron con clamor en la muleta. Del primero de Óscar Sanz sería difícil destacar por cuál de los dos pitones embestía más largo y con clase: un modelo de acometida la de ese novillo. Con él, Sanz se inclinó más por la seriedad que por cualquier otra concesión fácil. La faena tuvo empaque, soltura. En definitiva, buen toreo. Se rebozó de novillo con la muleta en la izquierda, pero labor de tan buen concepto tuvo una pega: faltó ligazón. Quizá por eso no tuvo llegada al tendido.
Sierra, Albarreal / Fabra, Sanz, Gómez
Cuatro novillos de Concha y Sierra y dos, 2º y 3º, de Albarreal. Destacaron los dos remiendos. Ricardo de Fabra: saludos en los dos. Óscar San: aviso y saludos; vuelta. Benjamín Gómez: aviso y palmas; aviso y silencio. Plaza de Valencia, 12 de junio, 1ª novillada del certamen Valencia busca un torero. Menos de un cuarto de entrada.
El otro de Albarreal tuvo tanto son como el anterior y, quizá, algo más de nervio. También de acometida larga y mucho más entregado por el lado derecho. Muchos pases le dio Benjamín Gómez, con un buen inicio de faena, pero definiéndose a menos. En todo caso, faena de contrastes. Igual respondía con largura a viaje tan claro del novillo que se atolondraba. Un desarme hacia el final acabó por ensuciar una faena sobre todo de buena actitud.
Los titulares de Concha y Sierra, noblones y sin peligro, tampoco tuvieron clara entrega. De los cuatro, el primero apuntó clase, pero también fue el más flojo de todos. Ricardo de Fabra compuso un trasteo frío y largo, que contagió a la gente. Los tres últimos destacaron, sobre todo, por su buena estampa. Tipo tenían de toros, pero andaban muy escasos de raza. Mansearon en varas, y llegaron a la muleta con cierto aire, algo sosos, pero nada problemáticos. El sexto, un precioso burraco con hechuras de cuatreño, pareció más ahogado en el último tercio.
La faena de Fabra al cuarto fue alborotada, de bulla y algo trompicada, con voltereta incluida. La de Óscar Sanz al sosón quinto tuvo premio por su insistencia y todavía le pudo sacar algún natural de dibujo muy clásico. Benjamín Gómez insistió con porfía en el que cerró plaza, pero su labor resultó muy opaca ante un novillo muy quedado.
La novillada también tuvo su punto de emoción, sobre todo en las espectaculares cogidas que sufrieron Óscar Sanz en el segundo, que le destrozó de arriba a abajo la taleguilla y la de Ricardo de Fabra en el cuarto.
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