Catenaccio en castellano
"Prefiero pasar por malo que por tonto", dice Lotina en defensa de su modelo de juego en el Celta
Cuando el vasco Miguel Ángel Lotina (1957) encoge la ceja es difícil distinguir si el gesto es de incomprensión o de melancolía. Menos complicado es diagnosticar el fútbol de su equipo, el Celta, que traduce al castellano el lenguaje italiano de dientes apretados. "¿Poco atractivo? Prefiero que me llamen malo a que me llamen tonto". Ahora que el calcio, el Milan, ha ganado la Liga de Campeones, Lotina proclama el advenimiento de una nueva era, con fichajes menores y el espectador en segundo plano. "Este deporte está cambiando", sentencia para, en nombre de la grada, asegurar: "Sin victorias, no hay afición". Su ortodoxia defensiva frenó al Madrid en el Bernabéu. Este domingo recibirá en Balaídos a la Real Sociedad.
"Darle la pelota a la Real Sociedad no es tan problemático como dársela al Madrid"
"Hay que jugar bien, pero para ganar, no para decir: 'Qué bien jugamos", resume Lotina con aire taciturno. Con esta idea tatuada en el cerebro, fue contratado por el Celta para acabar con el juego a tumba abierta de los últimos años y sustituirlo por algún título. El equipo fue apeado de forma prematura de la Copa del Rey y de la de UEFA y, a dos jornadas del final de la Lia, está donde siempre: al borde de la Champions. Antes se le identificaba con Gustavo López y Mostovoi. Ahora, sin perfiles y ultradefensivo, sus iconos son Ángel y José Ignacio. "Es cierto, pero López tiene 29 años y Mostovoi 34", se justifica Lotina. "No consiste en tocarla mejor", alega; "un futbolista tiene que dar más cosas. Por ejemplo, equilibrio. ¿Por qué juega Flavio y no Guti?".
El encuentro del Bernabéu ilustra la imagen del grupo lejos de Vigo: sin ocasiones, sin saques de esquina y con porcentajes de posesión casi cómicos. "Eso no es deliberado", advierte Lotina; "allí propuse adelantar la defensa y agarrar el balón, pero no salió. Te das cuenta de que lo estás haciendo mal, pero no hay manera de solucionarlo". ¿Sinceridad o embuste? De momento, presume: "Sí, nos llamaron malos, pero... un puntito para nosotros. Si voy a jugar, me llaman tonto. Pero no me dicen tonto. Me lo llaman de otra manera: 'Qué bien jugáis, qué ofensivos, da gusto veros...'. Te están llamando tonto y yo prefiero que me llamen malo".
Lotina insiste en culpar a sus futbolistas o a los rivales del encierro: "Yo dependo de mi gente. Con ella tengo que jugar de una determinada manera. Si lo hago de otra, estoy perdido. No habríamos ganado siete partidos fuera". Llegó a Vigo con el espejo del Valencia, ganador de la última Liga, pero, sostiene, fue la plantilla la que le obligó a defenderse 40 metros más atrás: "Tú no puedes meterte en el campo del rival si no tienes gente que presione o si tienes unos centrales con unas características concretas. Pero no voy a dar nombres".
En vísperas de la crucial cita con la Real Sociedad, Lotina insinúa un partido asfixiante: "Dar la pelota a la Real no es tan problemático como dársela al Madrid. Pero no hay que dejarle espacios. Sin ellos, los problemas se le multiplican".
Aunque sin brillo, el Celta ha asomado la cabeza una vez más entre los primeros al estilo del Milan, el Juventus o el Inter. Este último tiene un juego calcado. Y Lotina, claro, sale en defensa del calcio, al que, a su juicio, se critica sin atender sus virtudes, como "su capacidad defensiva". Cierto que el fútbol español es más atractivo para el espectador, pero... "Si tu equipo pierde, no hay un solo seguidor que lo pase bien", concluye.
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