'La agonía de Proserpina', de Tomeo, se estrena hoy en La Abadía

El escritor Javier Tomeo (Quicena, Huesca, 1932), que a pesar de no escribir teatro es uno de los autores españoles que más se llevan a escena en Europa, estrena hoy en el Teatro de la Abadía, de Madrid, la versión escénica de su libro La agonía de Proserpina, obra a la que su director, el suizo Felix Prader, califica de "cómic existencial". "Yo pretendo ser novelista y no sé nada, o muy poco, de teatro, soy el primer sorprendido por estrenar continuamente", dice Tomeo, quien en esta ocasión ha trabajado conjuntamente con el director la versión dramatúrgica de esta obra producida por el Centro Dramático de Aragón.

Seguramente, Tomeo querrá repetir con Prader los éxitos que el director tuvo cuando se enfrentó anteriormente a montajes del escritor aragonés. Prader tradujo y adaptó Amado monstruo para la Schaubühne de Berlín y El castillo de la carta cifrada para el Studio Théâtre de la Comédie Française, de París.

"De mis obras ésta es la más teatral y más ágil, no se rinde culto a lo retórico y los personajes actúan", dice Tomeo. El director señala: "Es una historia de amor en la que se parte de una situación real y sobre ella se construye todo un imaginario en el que surgen los fantasmas de la pareja protagonista, los celos, la pasión..., algo muy español y muy mediterráneo, por lo que supongo que me llamaron como contraste ya que yo vengo de una cultura moderna y aburrida".

Tomeo confesó ayer que realizó estudios de criminología porque pensó que le ayudarían a descubrir los resortes más profundos de la mente humana: "La criminología es una ciencia simple que contesta al porqué en unas mismas circunstancias unas personas delinquen y otras no; en mis personajes se manifiesta el ello freudiano, actúan con el ello que no sale al exterior, frente al yo pragmático y acomodaticio". Felix Prader afirmó: "La obra tiene un toque hitchcockiano y a Tomeo le pasa como al director británico, que no le gustaba que lo real, lo aparente, lo lógico entrara en sus películas, sino sólo la parte vil de las cabezas".