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Perfil | Win Kok

El 'ex premier' de altos vuelos

Isabel Ferrer

Wim Kok, primer ministro socialdemócrata holandés hasta el verano de 2002, ha cambiado las labores de Estado, y las decisiones que ello acarrea, por el preciado cargo de consejero de una gran empresa. Llamado por la dirección de KLM, las líneas aéreas nacionales, su nuevo empleo responde a la evolución natural experimentada por los políticos en los Países Bajos, que suelen trasladarse a los despachos de grandes firmas una vez abandonan el poder. Su experiencia, fama y prestigio son cualidades suficientes para que las juntas directivas de bancos, multinacionales o aseguradoras deseen rodearse de antiguos gobernantes en paro, a los que otorgan un cargo honorífico y bien remunerado a cambio de que velen por el desarrollo de la firma en cuestión.

Nombrado, asimismo, asesor del grupo ING y de la multinacional Shell, Kok cumple con creces el principal requisito exigido a estos consejeros especiales: la capacidad negociadora. El que fuera uno de los gobernantes más respetados de su país, empezó su carrera pública como presidente de la Confederación Nacional de Sindicatos (FNV). Luego llegaría la presidencia del grupo parlamentario socialdemócrata (PvdA) y al Ministerio de Finanzas, a un paso de la jefatura del Gobierno, que ostentaría durante dos legislaturas. Siempre sereno y dispuesto al diálogo, ni siquiera las críticas vertidas por el informe oficial sobre la matanza de Srebrenica (en Bosnia-Herzegovina, donde perecieron 7.500 varones musulmanes protegidos por cascos azules holandeses), que provocaron la caída de su Gabinete el pasado año y mellaron su honorabilidad. Kok era, y en el fondo sigue siendo, la figura paternal y de fiar de la política nacional.

El político con cualidades de líder y aspecto de pariente amable con "amplios conocimientos políticos y en el terreno de la gerencia, como para convertirse en un valioso miembro del Consejo de Vigilancia [asesor] de KLM", según afirmaba la propia compañía al anunciar la designación.

Y para los que crean que estas consejerías son un refugio dorado y sin preocupaciones, nada más real que las pérdidas sumadas por las líneas aéreas holandesas en los dos últimos años: 416 millones de euros en el ejercicio cerrado el pasado 31 de marzo y 156 millones de euros en 2002. Sin olvidar los 3.000 empleos que desaparecerán, un millar de los cuales forzosos, para sanear las cuentas. Una decisión que requerirá arduas negociaciones con los sindicatos para las que Kok tendrá, sin duda, agudos consejos que dar. Aunque esta vez sea desde el otro lado de la barrera empresarial.

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