Adultos maleducados
Cada mañana cojo el metro. Todo va bien hasta el trasbordo de Paralelo, cuando ves abrir las puertas y se te echa encima un montón de cuerpos a los que te has de sumar en un asfixiante acto de supervivencia. Pero hay que aceptarlo de la mejor manera posible. Lo que pasa es que hay gente que eso no acaba de entenderlo. El otro día una mujer mayor me llamó la atención porque le pasaba el brazo por delante de la cara cuando intentaba cogerme a la barra para no caerme.
Cuando me dirigí a ella respetuosamente, me giró la cara. Si hubiera tenido más edad, posiblemente no me habría dicho nada. Estoy harto de que en situaciones de este tipo siempre nos la acabemos cargando los jóvenes. Quiero dejar claro que muchos de nosotros tenemos más seso y más respeto que muchos adultos que tienden a malinterpretar nuestras acciones y a promulgar un comportamiento ejemplar que ni ellos mismo ponen en práctica.
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