Natalia Reshetóvskaya, primera esposa de Alexandr Solzhenitsin
Natalia Reshetóvskaya, la primera esposa del premio Nobel de Literatura Alexandr Solzhenitsin, falleció la semana pasada en Moscú a los 84 años de edad.
Reshetóvskaya, química de profesión, es famosa en los medios literarios por haber sido la primera mujer de Solzhenitsin y por haber cuestionado las cualidades literarias de Archipiélago Gulag, monumental testimonio de los campos de concentración.
La obra, según escribió Reshetóvskaya hace ya casi treinta años, ha sido "sobrevalorada y erróneamente apreciada". En Mi vida con Alexandr Solzhenitsin, Reshetóvskaya aseguraba haber quedado "perpleja" ante la acogida del Archipiélago Gulag en Occidente, que la tomó por "la verdad en última instancia". En su opinión, la famosa obra de Solzhenitsin era una especie de recolección de lo que se podría llamar el folclore de los campos de concentración estalinianos, simple material de base que se proponía utilizar en futuras novelas.
Reshetóvskaya, que había nacido en el sur de Rusia, en Novocherkassk, estudió en la Universidad de Rostov del Don primero, y de Moscú, después. Fue precisamente en su época de estudiante en Rostov cuando conoció al escritor, con quien contrajo matrimonio el 27 de abril de 1940.
La felicidad de Natalia Reshetóvskaya se vio ensombrecida por una sola circunstancia en su primer año de matrimonio: Solzhenitshin no quería tener hijos, pues temía que constituyesen un obstáculo para sus estudios.
Al año siguiente de la boda, la Alemania nazi invadió la Unión Soviética y Solzhenitsin fue enviado al frente. No volvería a vivir con él hasta 15 años después, ya que Solzhenitsin, siendo un oficial de artillería, fue arrestado por criticar en sus cartas la estrategia militar de Stalin.
Reshetóvskaya visitaba casi todos los domingos a Solzhenitsin, que permaneció encarcelado en Moscú desde 1945 hasta 1949, cuando fue condenado y enviado a los campos de trabajo forzado de Kazajistán.
Reshetóvskaya se mudó a la ciudad de Riazán en 1952, y allí comenzó a trabajar en el Instituto de Agricultura, donde conoció a su segundo marido, Vsévolod Sómov. Pero se trató de un matrimonio no registrado, algo bastante común en esos años. Solzhenitsin recuperó la libertad en 1956 y al año siguiente consiguió que Natalia Reshetóvskaya abandonara al poco tiempo a Sómov y volviera con él.
El matrimonio fue feliz durante cinco años, pero después de la publicación de Un día en la vida de Iván Denísovich, obra que lanzó a Solzhenitsin a la fama, las cosas empezaron a ir mal. Solzhenitsin comenzó a tener aventuras amorosas con sus numerosas admiradoras. Cuando su esposa se lo recriminó, él le respondió como un auténtico machista: "Tengo que describir muchísimas mujeres en mis novelas. ¿Cómo quieres que encuentre a las heroínas de mis obras?". Al menos así lo asegura Reshetóvskaya. Al final, Solzhenitsin la abandonó por su actual esposa, Natalia Svetlova, con quien, por cierto, ha tenido tres hijos.
A pesar de los sufrimientos que le causó, Reshetóvskaya nunca dejó de amar a Solzhenitsin. Así lo confesó hace dos años, en una de sus últimas entrevistas, en la que también reconoció que no la abandonaba la idea de poder volverlo a ver.
Cuatro años atrás, con motivo de sus 80 años, Solzhenitsin le envió, a través de su segunda esposa, un gran ramo de rosas y el tomo recién publicado de sus poesías de juventud. Reshetóvskaya contó en esa entrevista que Natalia Svetlova tuvo el valor de ir a verla, pedirle perdón y ofrecerle su ayuda, que ella, enferma y prácticamente condenada a guardar cama, aceptó.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.