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"Es nuestra muerte"

"Nos van a hacer la pascua". Es lo más moderado que son capaces de decir los trabajadores de la Puerta del Sol.

Los de las tiendas del metro son los que peor lo tienen. Casi todos los negocios serán expropiados y muchos de sus trabajadores se quedarán sin empleo. "Es una lata. Yo dependo de esto tanto como mi jefe", dice María, que trabaja desde hace ocho años en una pastelería de la estación. "Tengo 28 años y ahora me va a ser muy difícil encontrar un curro con las mismas condiciones. Nosotros le damos vida a esta estación; a partir de ahora, será una línea más". "Algunas de nosotras irán a la otra tienda de la calle, pero a otras las despedirán", comentan las empleadas de una tienda de bisutería. "Todo esto va a cambiar. Hasta los chorizos se quedarán sin trabajo".

Tampoco tendrán mucha suerte los comerciantes de la plaza. Salvador del Moral, dueño de una papelería, asegura que el flujo turístico se va a cortar radicalmente. "Es nuestra muerte. El dinero que perdamos no lo vamos a recuperar hasta dentro de mucho tiempo", se lamenta. El mismo cabreo lleva a Pablo de Miguel, presidente de una asociación de afectados, a hacerse una pregunta: "¿Cómo los políticos no han dicho nada de esto durante la campaña electoral?"

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