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El jefe de los recaudadores de ETA se negó a declarar

Carlos Almorza, Pedrito de Andoain, responsable del aparato de finanzas de ETA hasta su detención, en 1993, se negó ayer a declarar en el juicio celebrado contra él en la Audiencia Nacional. Almorza está acusado de ser el jefe del comando de la banda terrorista que en 1992 y 1993 se encargaba de recaudar la extorsión denominada impuesto revolucionario entre los empresarios vascos.

El fiscal Jesús Santos y Pedro Cerracín, de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, solicitaban para él 26 años y 6 meses de prisión, pero el abogado Iñigo Iruin, defensor de Almorza, argumentó que éste había sido condenado en Francia por asociación de malhechores, equivalente en España al delito de pertenencia a banda terrorista, por lo que el Tribunal, en las cuestiones previas, estimó que ese delito debería considerarse cosa juzgada. La petición de pena, tras esa decisión, quedó reducida a 14 años y seis meses por haber participado en siete delitos de amenazas condicionales, dos de ellas con el propósito conseguido.

Almorza decidió permanecer en silencio el resto del juicio, en lugar de abandonar la sala, como suelen hacer los miembros de ETA, probablemente porque éste es el único juicio que tiene pendiente, y en caso de ser absuelto quedaría en libertad.

Etarras como testigos

Los cuatro integrantes del comando encargado de recaudar el impuesto revolucionario José Javier Lazkano, Jabitxo; Iñaki Arrietaleaniz, Bizkai; Luis Etxebarria, Etxebe, y José Ramón Ayastuy, Txerra, que fueron condenados en su día por los mismos hechos, declararon en calidad de testigos. Lazkano sigue en prisión, pero los otros tres están en libertad.

Todos ellos aseguraron ayer que no conocen a Almorza, a pesar de que ante la Ertzaintza y alguno de ellos también ante el juez, identificaron fotográficamente a Pedrito de Andoain como la persona que les daba las instrucciones, seleccionaba los empresarios a extorsionar y mantuvo con ellos reuniones en París y Lourdes.

Alegaron que fueron los ertzainas los que les indujeron a declarar cómo lo hicieron. "Memoricé un guión que iba repitiendo ante la policía autonómica vasca", dijo, por ejemplo, Etxebarria. "Buena memoria", le replicó con sorna el fiscal Jesús Santos, "porque su declaración tiene una extensión superior a 20 folios". El caso es que Etxebarria que, como los otros, había dicho no conocer a Almorza, cuando abandonaba la sala, le saludó con un movimiento de cabeza al que el procesado respondió de igual forma.

Los ertzainas que detuvieron a los etarras también declararon como testigos y señalaron que todos los terroristas habían facilitado su versión voluntariamente y aportando detalles. La explicación es que se les habían grabado vídeos extorsionando a empresarios y se había encontrado en su poder el dinero pagado por éstos.

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