Diferentes interpretaciones ante el resultado electoral

"¿Si hemos ganado las elecciones, por qué estamos tristes?". Esta consideración de un dirigente socialista renovador sirve como paradigma del sentimiento de otros muchos y, desde luego, de los militantes. A partir de ahí no hay dos análisis iguales sobre el porqué de no haber conseguido mejores resultados ni tampoco sobre qué es exactamente lo que tienen que hacer para ganar las elecciones el 2004. Esto último con un matiz, ya que sí se ha extendido la tesis de que el PSOE tiene que presentar a la sociedad un proyecto atractivo y solvente que al día de hoy no ha mostrado.

Qué ha ocurrido en Granada o Almería para perder las alcaldías; qué ha pasado en Barcelona para bajar cuatro ediles; o en Murcia para bajar de manera notable. Y la decepción por los tímidos avances en la Comunidad Valenciana o la pérdida de Baleares o el decenso imprevisto en Asturias, tienen análisis muy locales que dificulta a los críticos responsabilizar a Zapatero de esos resultados adversos, salvo para decir que las carencias locales no han sido suplidas por un arrastre irresistible del actual líder del PSOE.

La alcaldía de Madrid

Si hay algún reproche directo a Zapatero será por su apuesta por Trinidad Jiménez para la alcaldía de Madrid. Aunque también se habla de "candidatos equivocados", cada dirigente regional sabe de quién es exactamente la responsabilidad de esas candidaturas, elegidas mayoritariamente en elecciones primarias sin la mano de Madrid.

Para tranquilidad de Zapatero, su liderazgo no se cuestiona pero sí escuchará que tiene que rodearse de un equipo mejor. Entre quienes consideran que el PSOE no debe ir más a la izquierda de lo que ya ha ido está el ex secretario general de los socialistas Joaquín Almunia. El presidente de Castilla-La Mancha, José Bono, esgrime su teoría de pescar "en los caladeros de la derecha". Los guerristas den un proyecto nítido y reconocible pero de momento no dicen que hay que ir más a la izquierda. Izquierda Socialista anima a Zapatero a que no cambie en política exterior y socioeconómica