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Crónica:CRÓNICA EN VERDE
Crónica
Texto informativo con interpretación

El estrecho del azufre

La contaminación atmosférica procedente de grandes buques afecta a la costa andaluza

La catástrofe del Prestige reveló el intenso tráfico de combustibles de baja calidad que, procedentes de los países del Este, se comercializan en diferentes zonas del planeta y, en especial, en el área del estrecho de Gibraltar. De hecho se especuló con la posibilidad de que el petrolero siniestrado se dirigiera a la colonia británica, en donde se suelen efectuar ventas de fuel marino desde "gasolineras flotantes", procedimiento que implica graves riesgos y que todos los años supone el trasiego de casi cinco millones de toneladas de combustible.

Pero, al margen de los peligros ambientales que se derivan de este tránsito y comercio, el propio consumo de estos combustibles, con elevados contenidos en azufre, causa un grave incremento de la contaminación atmosférica, tanto en las zonas litorales más expuestas a la circulación de grandes buques como en las tierras de interior, adonde las sustancias nocivas llegan empujadas por los vientos.

Entre 1990 y 2000, las emisiones de dióxido de azufre, procedente de combustiones realizadas en tierra firme, disminuyeron, en el conjunto de la UE, cerca de un 80%. Por el contrario, y en ese mismo periodo, las emisiones de este gas contaminante, procedentes de barcos en tránsito por aguas europeas, aumentaron cerca de un 30% y hoy suman alrededor de tres millones de toneladas/año.

Pero, además, el fuel marino de baja calidad también libera, al quemarse, importantes cantidades de óxidos de nitrógeno, partículas o compuestos orgánicos volátiles, sustancias que afectan a la calidad del aire en zonas densamente pobladas, como es la fachada costera mediterránea.

Desde hace algún tiempo, diferentes colectivos europeos, como Ecologistas en Acción, venían reclamando la intervención decidida de las autoridades de Bruselas para poner freno a este tipo de vertidos incontrolados y altamente nocivos. En resumen, proponían reducir el contenido de azufre en el fuel marino, de manera que no se supere el 0,5%, tal y como, voluntariamente, han comenzado a exigir algunos países del norte del continente. Las multinacionales del petróleo se negaban a tal reducción y proponían, en el mejor de los casos, una proporción de azufre no inferior al 1,5%, de tal manera que pudieran seguir comerciando con los combustibles adquiridos en las obsoletas refinerías de los países del Este.

El asunto se discutió, a finales del pasado mes de abril, en la Comisión de Medio Ambiente de la Unión Europea, y allí, un representante de Ecologistas en Acción tuvo oportunidad de exponer las graves repercusiones de estas prácticas en el sur de España. Remitiéndose a datos facilitados por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo, el informe de los ecologistas españoles destacaba el hecho de que los contaminantes citados "no sólo están causando graves trastornos a personas con problemas respiratorios, sino que, además, están afectando a la agricultura típica de la cuenca mediterránea y a sus bosques, alterando, asimismo, el régimen normal de precipitaciones".

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Todo este proceso se ve agravado por las características de la zona en cuestión, un mar profundo entre montañas donde el aire sólo se regenera cada diez días. "La cuenca del Mediterráneo", advierte el documento, "es como una habitación cerrada donde no se pueden poner barreras medioambientales, los contaminantes que se emiten en Italia se pueden respirar, dos días después, en España".

En lo que se refiere a la salud de las personas, todo parece indicar, sostienen desde Ecologistas en Acción, que los mayores índices de mortalidad que se registran en el suroeste de España, tal y como queda reflejado en el Atlas de Mortalidad de España, "se deben al efecto de diversos contaminantes que interaccionan entre sí, y a los que están expuestos los habitantes de esta zona".

Al mismo tiempo, los ecologistas sospechan que las elevadas concentraciones de contaminantes atmosféricos, procedentes de los buques, también están afectando a la vegetación natural y, en concreto, pueden estar agravando las enfermedades y ataques de parásitos que desde hace tiempo padecen especies como el alcornoque o la encina. Este problema es particularmente grave en el Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz-Málaga), una de las más importantes reservas de bosque mediterráneo.

A la vista de este documento, y de otros similares redactados por diferentes instituciones, la Comisión de Medio Ambiente de la Unión Europea decidió aprobar la propuesta de los ecologistas, en el sentido de reducir la presencia de azufre en el fuel marino a un 0,5%, aunque dicha medida todavía tiene que ser aprobada por el Parlamento Europeo antes de convertirse en directiva, y las multinacionales del petróleo aún no se han dado por vencidas.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Transporte limpio

El Libro Blanco sobre Transporte, elaborado por la Comisión Europea, considera el transporte marítimo como el más sostenible, siempre y cuando se reduzcan notablemente sus aportaciones a la contaminación atmosférica. Por este motivo, los ecologistas consideran que no se debe perder más tiempo. La reducción, al 0,5 %, del contenido de azufre en el fuel marino debería aplicarse, como muy tarde, a comienzos del año 2005, y ser de obligado cumplimiento en todas las aguas comunitarias y no sólo para los buques de carga sino también para los de pasajeros.

De esta manera, sostiene el informe de Ecologistas en Acción, "se puede lograr un notable decremento en las cantidades de dióxido de azufre que se emiten a la atmósfera, consiguiendo reducciones anuales de hasta un 80% en comparación con los niveles medidos en el año 2000".

La exigencia tendría poco valor si al mismo tiempo que se dicta no se garantiza la disponibilidad, en cantidades suficientes, de combustibles que cumplan con la nueva norma, combustibles que deben ofrecerse en todos los puertos de la Unión Europea. Asimismo, es indispensable contar con un sistema de vigilancia y control, de tal manera que cada proveedor debería estar obligado a informar de las características del combustible que ofrece y éste ser sometido a análisis.

Todas estas limitaciones y procedimientos deberían revisarse a finales del año 2008, de forma que la Comisión Europea evaluara la efectividad de las medidas y propusiera nuevas acciones encaminadas a reducir la contaminación atmosférica procedente de los buques, incorporando, por ejemplo, directivas que atiendan a otras sustancias cuya presencia también debería neutralizarse.

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