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Crítica:FERIA DE SAN ISIDRO | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Coleccionistas de aplausos

Antonio Lorca

Los rejoneadores son coleccionistas de aplausos. Quizá, es que no les quede más remedio ante el público variopinto y veleidoso que se emociona más con las piruetas de las cabalgaduras que con el verdadero toreo a caballo. Pero, ciertamente, los rejoneadores abusan del desmedido afán aplaudidor de sus admiradores. Finalizado el paseíllo, la terna se marca una vuelta al ruedo en la que la gente se rompe las manos batiendo palmas. Seguidamente, los tres ensayan unas cabriolas muy sosas en el centro del ruedo y les falta tiempo para solicitar cerradas ovaciones. Sale el primer espada del cartel y lo primero que hace es colocarse en el centro del anillo, quitarse el sombrero y saludar afectuosamente a la afición que le responde de forma unánime y atronadora. Todavía no ha salido el toro y más de uno ha sido ya atendido por la Cruz Roja de un síndrome palmero. La petición de aplauso se repite antes de cada banderilla, que los rejoneadores brindan a distintas zonas del tendido, y la emoción se desborda después de cada encuentro con el toro, momento en que el espada levanta los brazos, espolea al caballo y sale en estampida hacia el lado contrario mientras la plaza estalla en una encendida ovación.

De la Puerta / Hernández, Cartagena, Ventura

Toros despuntados para rejoneo de Julio de la Puerta, correctos de presentación, mansos y manejables. Leonardo Hernández: rejón muy trasero y bajo y rejón en lo alto (silencio); rejón en lo alto (petición y vuelta). Andy Cartagena: bajonazo (oreja); dos pinchazos y rejón bajo (petición y vuelta). Diego Ventura: metisaca (silencio); dos pinchazos y el toro se echa (palmas). Plaza de Las Ventas, 31 de mayo. 18ª corrida de feria. Lleno.

La secuencia acaba felizmente o no. Por ejemplo, una actuación medida y templada como la de Hernández en su primero se redujo al silencio por un error en el primer rejón de muerte. Hernández puso un par de banderillas a dos manos de perfecta ejecución, pero de nada le sirvió para que el público le aplaudiese al final de su buena labor. Andy Cartagena, por el contrario, clavó casi siempre a la grupa, pero supo encandilar templando a dos bandas y con espectaculares vueltas del caballo en la cara del toro. Tanto es así, que a pesar del bajonazo que propinó a su primero le concedieron una oreja. Mal sin paliativos estuvo Ventura, muy acelerado, con demasiadas pasadas en falso y clavando siempre a la grupa.

Al salir el cuarto, la tormenta dijo aquí estoy y llovió de lo lindo, lo que deslució el espectáculo porque los aplausos sufrieron una drástica reducción. Hernández luchó contra los elementos y el desorden que provocan los espectadores en su huida de la lluvia. Colocó dos soberbios pares de banderillas a dos manos y mató de un rejón en todo lo alto, pero el presidente le negó la oreja que la mayoría solicitaba. Se lució Cartagena en una actuación desbordante de espectacularidad, basada en las cabriolas de sus caballos y en las banderillas largas y cortas al violín de deficiente colocación. Mejoró su actuación en banderillas Diego Ventura en el último, aunque volvió a fallar con los rejones de castigo y, en esta ocasión, con las rosas, pasó en falso en repetidas ocasiones y clavó siempre al contrario de como mandan los cánones. También el público -empapado hasta los huesos- aplaudió. Pero menos, ésa es la verdad.

Diego Ventura, en su actuación de ayer.
Diego Ventura, en su actuación de ayer.CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Antonio Lorca
Es colaborador taurino de EL PAÍS desde 1992. Nació en Sevilla y estudió Ciencias de la Información en Madrid. Ha trabajado en 'El Correo de Andalucía' y en la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA). Ha publicado dos libros sobre los diestros Pepe Luis Vargas y Pepe Luis Vázquez.

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