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Reportaje:

Rodeados de minas

Las comarcas del interior temen que el plan de arcillas frene su apuesta por el turismo rural y el medio ambiente

Sara Velert

"Queremos nuestra tierra, que no abusen de nuestra comarca". Breve, pero clara, ésta es una de las cerca de 20.000 alegaciones que se han presentado al Plan de Ordenación de los Recursos Naturales Minerales de la Comunidad Valenciana dedicado al sector de las arcillas cerámicas. El proyecto de la Consejería de Industria ha suscitado el rechazo de más de 8.000 personas y ha unido a colectivos de comarcas valencianas y castellonenses que creen que su futuro y su medio ambiente se sacrificará en beneficio de la industria azulejera y cerámica. No se discute la necesidad de reordenar la minería, tampoco que el sector cerámico es un potente motor de la industria valenciana y depende de materias primas como la arcilla, pero sí el coste social, medioambiental y económico que pagarán las comarcas del interior por la aplicación de un plan redactado "a sus espaldas". "Es una estocada de muerte para los espacios naturales, las montañas y el turismo rural", sostienen en la Coordinadora de Afectados por la Minería, que ha promovido la firma de alegaciones, cuyo plazo de entrega finaliza el 2 de junio. "Es un traje a medida del sector minero", comentan miembros de la organización. Pero el plan también tiene apoyos entre los pueblos que han desarrollado industrias y servicios de transporte en torno a esta actividad, en tensión con aquellos que, como en Los Serranos, intentan desde hace años frenar las peticiones de perforación.

La Coordinadora dice que la Consejería de Industria ha dado demasiadas facilidades
Los opositores al plan dicen que las minas son incompatibles con el desarrollo

Los planos de Industria sobre las zonas aptas para albergar nuevas extracciones de arcillas dibujan amplias manchas que cubren Els Ports, Baix Maestrat, Alt Maestrat, L'Alcalatén, Alto Mijares, Alto Palancia y Los Serranos. En muchas de estas áreas ya existen permisos de investigación, un paso previo a la explotación de recursos mineros, declarados "bienes de dominio público" por la Ley de Minas. Con una previsión a 50 años, los detractores del plan temen que sus comarcas se conviertan en auténticas cuencas mineras.

La documentación destaca la importancia de la minería y la industria cerámica, premisa para planificar su expansión: "La producción de pavimentos cerámicos en el año 1999 ascendió a 602 millones de metros cuadrados, de la que la participación de la Comunidad Valenciana representó un 95,25% del total". Además, "del consumo total de arcilla" 8,05 millones de toneladas, el 88,5%, se obtuvo en explotaciones valencianas.

Nada dice el plan sobre la ganadería, la agricultura, el turismo rural..., se quejan muchas alegaciones. Los programas Leader de la Unión Europea han dejado a lo largo de la última década importantes sumas en el desarrollo del turismo rural y sectores que mejoren la calidad de vida del interior y eviten su despoblamiento, y el plan de Industria "contraviene total y absolutamente las directrices" de estos programas en Los Serranos o el Baix Maestrat, señalan las alegaciones. Además, pueblos como Titaguas, Alpuente y Morella, fueron declarados municipios turísticos por el propio Consell, y la lista de localidades que viven o apuestan por el turismo rural es larga. Llenar su entorno de minas es incompatible con su desarrollo, argumentan.

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El fuerte impacto sobre el medio ambiente es otra de las preocupaciones destacadas en los escritos dirigidos a Industria. A pesar de la insistencia del Consell sobre la protección de los espacios naturales, lo cierto es que el plan abre la vía para abrir minas en entornos de valor ecológico. Se excluyen de la actividad minera los parques naturales, las zonas húmedas, los parques naturales municipales, las cuevas catalogadas o las reservas nacionales de caza, entre otras. Sin embargo, para las microrreservas, una figura de protección impulsada por la Consejería de Medio Ambiente, sólo se prevé una franja de exclusión de 250 metros a su alrededor. Y sorprende la expansión de la minería, que ya cuenta con permisos de investigación, en áreas propuestas por la Generalitat como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y las catalogadas como ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves), figuras ambas creadas para integrar espacios de valor ecológico en la Red Natura 2000 de la Unión Europea. Así, la minería se puede abrir camino en los LIC del río Bergantes y la Tinença de Benifassà, donde se está despertando también una fuerte oposición al plan; en el de L'Alt Maestrat; la Serra d'En Garcerà; Penyagolosa, el curso alto del río Mijares; Alto Palancia, el Sabinar de Alpuente, Alto Turia, y en áreas del Rincón de Ademuz. Según Industria, se aplicarán prescripciones "tendentes, básicamente, a la rehabilitación de los hábitats que integran estos espacios y la adopción de medidas que minimicen la afección sobre los valores naturales". Una intención que se cita también en el caso de las ZEPA de Els Ports y Alto Mijares. "Los criterios de ambigüedad con la figura de las áreas LIC son notables, pues son o no son lugares a proteger, siendo las minas incompatibles con la directiva europea sobre la Red Natura 2000", argumentan las alegaciones, que resaltan también que no basta con respetar, por ejemplo, las zonas de nidificación de aves si su hábitat se perturba con polvo, ruidos de maquinaria o explosiones, y desaparecen montañas.

El estudio de impacto ambiental está lleno de carencias, destacan los colectivoss. No se incluyen estudios sobre el clima, faltan datos geológicos y sobre recursos hídricos, vegetación o fauna, entre otros.

Demasiadas facilidades, dice la Coordinadora, más cuando "el plan no resuelve los casos en los que se está ejerciendo la actividad sin las licencias" y no se contempla "una limitación del número de explotaciones y de su extensión en un mismo municipio". Al respecto, Industria prevé en su plan que las concesiones otorgadas en zonas ahora declaradas no aptas para la minería se extingan, si bien los permisos tienen un alcance de 30 años. Tampoco se aprobarán los expedientes en tramitación sobre zonas ahora excluidas, y se exigirán planes anuales de restauración y estudios de impacto ambiental. El Consell afirma también que se creará una Fundación para el Desarrollo de la Minería Sostenible que tendrá como fin "la defensa del medio ambiente" y el "fomento de la economía y de la investigación minera". Pero todas estas medidas no han convencido a los que ya conviven con minas, como un vecino de Andilla, que escribe: "Invito al consejero a visitar la comarca de la Serranía, si seguimos en esta línea mejor nos vamos los seres vivos...".

Dinosaurios y trufas

Los Serranos y Els Ports-Maestrat son las comarcas que centran el rechazo al plan de arcillas de Industria. Frente a una resistencia de años en vecinos de Los Serranos que han llevado sus protestas también a las calles de Valencia, Els Ports y sobre todo la zona de la Tinença de Benifassà han comenzado a movilizarse a raíz de conocer el plan y han elaborado algunas alegaciones sobre cuestiones muy concretas que les preocupan. Así, resaltan que Els Ports alberga "una de las zonas paleontológicas más importantes de Europa, en cuanto a dinosaurios y reptiles del cretácico inferior", por lo que creen que el plan de Industria es "incompatible con la Ley de Patrimonio" valenciana y resulta "inadmisible" que se incluya en la zona minera, por ejemplo, el famoso yacimiento del Mas Roig. También se recuerda que la Tinença de Benifassà preserva "una de las más importantes zonas boscosas de la Comunidad Valenciana", que se verá dañada por la actividad extractiva. Y un aspecto socioeconómico destacado, la producción de trufa, cuyo mayor porcentaje a nivel nacional se encuentra en Els Ports y que deja importantes beneficios, que se verán "afectados gravemente" por la actividad minera.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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