La última batalla de Conchita
A sus 31 años, la española afirma que aún tiene fuerza y valor para volver a la élite
Puede que sea su última batalla. Conchita Martínez, de 31 años, no acepta verse relegada a un segundo plano en el tenis mundial y asegura que tiene aún la fuerza y la valentía necesarias para seguir luchando y regresar a la élite. "Es cierto que hay jugadoras más viejas y más jóvenes que ya se han retirado. Pero yo tengo otros valores", confiesa la aragonesa. "La mayoría, como la suiza Martina Hingis, no se han ido por la edad, sino porque se han visto incapaces de mantenerse arriba. Yo tampoco estoy de acuerdo con mi clasificación
. Pero tengo la fuerza y el valor de intentar volver a subir". Sin embargo, al hablar de su futuro, duda: "Sólo sé que voy a terminar este curso. Después no sé lo que haré. Dependerá de cómo me sienta".
Martínez se clasificó ayer para la tercera ronda del torneo de Roland Garros al imponerse a la helvética Emmanuelle Gagliardi por 7-5 y 6-2 y mañana intentará entrar en los octavos de final ante la eslovena Tina Pisnik, la 54ª del mundo, que eliminó a la yugoslava Jelena Dokic, décima cabeza de serie. Para ella, ése es el reto. En las últimas temporadas no es habitual encontrarla tan arriba. Desde que llegó a los cuartos de final de Wimbledon 2001 no ha superado una tercera ronda. Y este año, en el Open de Australia, perdió en su debú por primera vez desde el de Estados Unidos 92 en el Grand Slam.
"Me veo con posibilidades en todos los partidos", asegura Martínez, que sufrió una lesión en un tendón de Aquiles hace un par de años y que en los últimos meses arrastra un problema en el hombro derecho, una inflamación acromeo-clavicular, que la obliga a aplicarse bolsas de hielo después de cada encuentro. "Victorias como las que logré en Roma ante Dokic o la eslovaca Daniela Hantuchova o el juego que realicé contra la estadounidense Serena Williams es lo que me da ánimos. Sin lesiones, mi tenis sigue siendo válido".
Campeona en Wimbledon 94 y finalista en Australia 98 y Roland Garros 2000, Martínez reconoce que el tenis ha cambiado de forma sustancial. "Llegaron las Williams, Kurnikova, Hingis y otras jóvenes que lo pegan todo, muy fuerte y con unas raquetas de materiales nuevos y el juego se hizo más físico. Pero, en el fondo, la vida en el circuito apenas ha cambiado. Éste siempre ha sido un deporte muy individualista. Yo me relaciono más, obviamente, con las jugadoras de mi época, pero tanto antes como ahora resulta difícil hallar un grupo para ir a cenar".
Con la retirada de Arantxa Sánchez Vicario, de 31 años, en 2002, Martínez es una de las más veteranas: Tan sólo la belga Els Callens (32), la italiana Silvia Farina (31), la estadounidense Amy Frazier (30) y la australiana Nicole Pratt (30) son también treintañeras entre las participantes en este Roland Garros.
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