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La Ertzaintza localiza 150 bombas caseras en una noche de caos callejero en Vitoria

La violencia callejera en el País Vasco, intensificada tras el asesinato del socialista Fernando Buesa, el 22 de febrero pasado, se concentró este fin de semana en el casco viejo de Vitoria. En la madrugada del domingo, un grupo de 40 encapuchados proetarras atacó con bombas caseras, cohetes y potentes petardos la subdelegación del Gobierno y una oficina de seguros y se enfrentó abiertamente a los agentes de la Ertzaintza que habían acudido a disolver a los manifestantes. Tras dos horas de vandalismo,la policía autonómica se incautó en las calles de la capital alavesa de 150 bombas caseras y cohetes y numerosos guantes de látex, capuchas y sudaderas. Antes, los policías fueron víctimas de una emboscada, de la que salieron utilizando su material antidisturbios. Uno de los encapuchados, un joven de 19 años vecino de Getxo (Vizcaya), sufrió la amputación de un dedo de una mano cuando manipulaba un artefacto. Ayer mismo, cientos de vecinos de Getxo y Santurtzi se manifestaban contra los ataques que en los últimos días han sufrido en ambas localidades vizcaínas dirigentes de formaciones no nacionalistas. En la primera concentración participaron, junto a representantes del PSE, PP e IU, el alcalde Iñaki Zarraoa, del PNV, y el presidente de este partido en Vizcaya, Javier Atutxa. Dirigentes del Partido Nacionalista Vasco han admitido que, como informó ayer este periódico, la formación que lidera Xabier Arzalluz intenta reanudar las conversaciones con ETA para conseguir una nueva tregua. Los peneuvistas pretenden, al mismo tiempo, que estos contactos con la banda terrorista tengan también como protagonista al Gobierno central, al que emplazan a buscar directamente el cese de la violencia.

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