El escenario es la calle

"Los miembros de la compañía de teatro hace tiempo que ya nos habíamos planteado hacer espectáculos más importantes de lo veníamos haciendo. Tras año y medio de preparación, de ese deseo ha salido Matraka, el montaje que presentamos en la Feria de Teatro de Leioa el sábado", explica Pío Ortiz de Pineda (Bilbao, 1967), uno de los componentes de la veterana compañía teatral Hortzmuga, especializada desde hace 12 años en teatro de calle, "pero más festivo" que el que van a estrenar.

¿Quiere esto decir que el montaje que se verá en Leioa no será entretenido? "Sí, pero de otra manera. Hay un trasfondo más serio, mayor contenido dramático, además de que la obra es de más duración", indica Ortiz de Pineda. Para ello han construido un escenario móvil, sobre el cual y a cuyo derredor se desarrolla la acción dramática. Este escenario es el que les permite afrontar una obra de contenido más elaborado "y de temática social", sin renunciar a la esencia del teatro de calle.

Para Ortiz de Pineda, Matraka es un paso adelante en la producción de la compañía que supone "un antes y un después". La obra sigue teniendo los elementos clásicos que han caraterizado el trabajo de Hortzmuga ("lenguaje clown, trabajo bufonesco") y se enfrenta a un desarrollo más complejo.

Matraka está inspirado en el cuadro Guernica, de Picasso, y habla "de las guerras". A pesar de que el momento lo hace pensar así, la obra no trata de la reciente guerra de Irak. "El estreno ha coincidido con esta contienda, pero habla de todas las guerras. Hace ya un año y medio que presentamos el proyecto para acceder a subvenciones institucionales", explica el componente de Hortzmuga.

Durante ese año y medio, la compañía, formada de forma estable por seis personas, se ha volcado en la preparación de Matraka, pero no han dejado de lado el resto de actuaciones. "Siempre estamos en fiestas de Bilbao, por ejemplo, con otros montajes".

El espectáculo que se estrena en Leioa comienza a las doce menos cuarto de la noche. Narra la historia de un pueblo, que podría ser cualquiera, durante la década de los sesenta o setenta, en el que los jóvenes son reclutados y entrenados para la guerra. "El espectáculo comienza en estático, en una plaza, pero después nos movemos por las calles con la estructura itinerante que hemos construido", explica Ortiz de Pinedo.

El teatro de calle juega además con el entorno en el que se da, que es la calle. La compañía integra al público en las maniobras militares de la tropa. Además, "se utilizan muchos elementos son visualmente impactantes", apunta el portavoz del grupo.

En Matraka, la voz se utiliza como un instrumento más, y el cuerpo mediante la danza, pero no tiene un diálogo. "Hay dos personas que tocan en directo, una guitarra, un bajo y percusión, que acompañan el montaje en su recorrido por la calle. La música es lo que más nos ha costado; es la primera vez que incorporamos música en directo y como el espectáculo se mueve, técnicamente es complicado", dice Pío Ortiz de Pinedo, que reivindica la calle como "la mejor forma hoy en día de llevar el teatro a la gente".