El señor de las películas
El nuevo presidente del Atlético, Enrique Cerezo, es un productor de cine de éxito
Muchas veces, cuando se iluminan los cines y los espectadores se levantan sacudiéndose los restos de palomitas, en la pantalla, ya oscura, sin imágenes, figura un nombre escrito en mayúsculas: Enrique Cerezo. El nuevo presidente interino del Atlético es el dueño de una de las dos productoras de películas más poderosas de España, la otra es la de Andrés Vicente Gómez. Cerezo Torre (Madrid, 1949), casado y con tres hijas, es el socio capitalista, el hombre que puso el dinero de filmes como El oro de Moscú, La buena estrella, Juana la Loca o El perrro del hortelano. Su biografía brilla anudada a una estrella en los quién es quién de cualquier almanaque cinematográfico. Siempre ligado a un rollo de película, Cerezo empezó su carrera profesional como ayudante de cámara de Televisión Española. Luego se hizo cámara y más tarde comenzó a producir películas de bajo presupuesto.
Su ascensión en el mundo del fútbol comienza a través de su amistad con Vicente Calderón, histórico presidente del club del Manzanares. Por Calderón conoce a Jesús Gil en 1986, un empresario ambicioso con muchos planes para el Atlético.
Y Cerezo, que ya entonces poseía una gran fortuna, se apunta a esos planes. Juntos vencen en las elecciones a la presidencia del club de 1987 derrotando a Enrique Sánchez de León por 3.000 votos de diferencia. Y juntos empiezan, supuestamente, a poner dinero y a plasmar su nombre en extraños documentos. Tanta es la imbricación de Cerezo con la peculiar gestión de la familia Gil que la sentencia de la Audiencia Nacional del pasado febrero le condena a un año de cárcel, además de costarle el embargo de sus acciones, que suponen aproximadamente el nueve por ciento del capital social del club, por "cooperación necesaria en la apropiación indebida".
No es el único encontronazo con la justicia de Cerezo, presidente de la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA) desde 1998. Ese mismo año, Hacienda le investigó por la venta de los derechos a Televisión Española de 300 títulos de cine en los años 1996 y 1997. Finalmente, no se encontró actuación ilegal.
Miguel Ángel Gil le define como "un hombre de consenso". De perfil silencioso, Cerezo, un señor moreno y bajito, atildado pero sin estridencias, apenas aparece en los papeles. Su cometido tiene más que ver con lo que se esconde tras las cortinas que con la letra impresa y los grandes titulares. De carácter opuesto a Jesús Gil, Cerezo es educado y casi nunca levanta el tono de voz. "Es un presidente valioso", afirmó de él Ignacio del Río, uno de los rostros más significados de Alternativa Atlética, la oposición a Gil. Cerezo no despierta sentimientos viscerales y tiende a pasar inadvertido.
Su compañero en el consejo de administración del Atlético, Lázaro Albarracín, con el que cohabitó como vicepresidente hasta que hace un año Cerezo quedó como el único en ese puesto del organigrama, le describe como un tipo "extraordinario, amable, sencillo y trabajador". Además, subraya otro rasgo de su carácter que reserva para su círculo de amistades: "Es muy irónico, con un sentido del humor muy perspicaz, muy agudo". Por algo su género favorito es la comedia.
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