Vientos de cambio desde el oeste
El PSOE vence al PP, aunque de forma ajustada, en dos de los distritos más poblados y peor equipados de Málaga
Hace cuatro años todos los barrios de Málaga se entregaron incondicionalmente a Celia Villalobos. Sin romper la hegemonía del PP -que de hecho volverá a gobernar con mayoría absoluta-, las elecciones del pasado domingo han dado eco a la voz discrepante de dos distritos de la zona oeste de la ciudad: Carretera de Cádiz y Churriana, en los que el PSOE fue la fuerza más votada.
El margen de la victoria socialista es muy estrecho -237 votos en el primero y 214 en el segundo- , como corta fue también la victoria del PP en un tercer distrito de esta zona, Ronda Intermedia-Campanillas -265 votos-. Desde el oeste parece llegar un viento de cambio. Hay un denominador común en los tres casos: forman parte de la peor cara de la ciudad, la de la Málaga de la colmatación urbanística, de la contaminación ambiental, de los mayores índices de paro y más baja formación, de la más difícilmente accesible desde el otro lado de la ciudad. Un estudio sobre la naturaleza urbana de Málaga editado por la Universidad catalogaba algunos barrios de la carretera de Cádiz como zona "inconfortable en límite psicológico admisible" y localizaba en ella los mayores índices de enfermedades alérgicas y suicidios.
En Carretera de Cádiz sólo el 2% de la población tiene estudios técnicos. En Málaga-Este, donde están cinco de los siete colegios privados de la ciudad, esta proporción es del 8%, y la densidad de población no alcanza los 200 habitantes por hectárea, tres veces menos que en Carretera de Cádiz. En Málaga-Este, el PP triplica al PSOE en votos -22.109 por 7.384-.
Al este del Guadalmedina, la cercanía de la montaña al mar permitió un desarrollo más esponjado, y un mejor orden urbanístico porque fue zona escogida por los residentes más pudientes y no recibió el aluvión de población de las décadas de los 60 y 70, que se concentró en el otro extremo de la ciudad, al oeste, en zonas de humedales. Esta franja occidental de Málaga creció de espaldas al mar, y quedó apretada entre las industrias alzadas en la orilla y las vías del tren con una cicatriz que la atravesaba longitudinalmente, la carretera N-340, travesía obligada de la ciudad hasta hace 11 años. El nuevo paseo marítimo le ha dado mucho oxígeno, y el parque del Oeste y de Huelin posibilidades de esparcimiento. Por eso, dice una vecina, "aunque seamos de clase trabajadora y humilde, y durante mucho tiempo hayamos estado olvidados, también aquí hay mucho voto al PP".
Hoy hay un gran contraste entre el norte y el sur de la Carretera de Cádiz, el primero apretado por las vías del tren y con bloques apelmazados y sin aparcamientos; mientras que el del otro lado de la carretera ha quedado ensanchado por la apertura al mar y el desarrollo de nuevos barrios de pisos grandes, luminosos y con jardines.
Málaga-Este también tiene su miga. Su expansión hacia el monte ha propiciado problemas de transporte y mucho atasco. "Aquí hay un solo microbús que pasa cada media hora y tenemos pocos servicios", se queja una vecina de El Limonar, quien reconoce: "Las aceras están ahora mejor, no hay coches sobre ellas, y las calles están más limpias".
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