El milagro Fran Pérez era EPO

El cuento de hadas que protagonizaba Fran Pérez (24 años) desde principios de temporada ha terminado abruptamente en una ciudad suiza, Lausana, y en una palabra de tres letras: EPO.

Hasta hace unas semanas, el ciclista murciano encarnaba el sueño de todo deportista maltratado por las oportunidades: amateur de segundo nivel, no había encontrado hueco en un equipo profesional español y había emigrado a Portugal, donde vivió dos años malpagado en equipos de segunda y tercera división compitiendo en carreras de cuarta o de quinta. A fuerza de tesón y trabajo -así continuaba su historia-, logró fichar por el mejor equipo portugués, el Maia, que le dio la oportunidad de competir en las grandes carreras internacionales, la oportunidad de demostrar a los que no habían creído en él que era mejor que muchos de los mejores. Su revelación fue espectacular, teatral: a primeros de mayo, en la etapa reina de la Vuelta a Romandía, se equivocó de recorrido después de coronar destacado el último puerto. Perdió la victoria, pero el jurado se compadeció de él y se la otorgó ex aequo con que quien primero cruzó la línea de meta; y él, para agradecerlo, repitió triunfo el día siguiente, en otra etapa durísima, superando a los mejores escaladores. Pese a todo, aquellas hazañas no encandilaron a los directores, escépticos ante los "corredores milagro", ante las "revelaciones repentinas".

Apenas un mes después, ha llegado la última razón: el laboratorio de Lausana ha comunicado el positivo por eritropoietina (EPO) de Fran Pérez en dos controles efectuados durante la Vuelta a Romandía. El contraanálisis se hará a mediados de junio.

La noticia se conoce apenas 10 días después de que se hiciera público el positivo, también por EPO y también en el laboratorio de Lausana, de otro deportista español, el atleta Alberto García, y sirve de aldabonazo.

Los análisis de detección de EPO son lentos -tres días- y costosos -300 euros- y se hacen con cuentagotas en España, donde el laboratorio principal, el del Consejo Superior de Deportes (CSD), está saturado y, para evitar que vuelvan a producirse retrasos como el del caso Gurpegui -orina analizada tres meses después de la toma de muestras-, ha solicitado a las federaciones que rebajen el número de controles en sus competiciones. Este año, en el laboratorio del CSD sólo se han efectuado "entre 15 y 20", según el CSD, y ninguno en los deportes más mayoritarios, el fútbol, el atletismo y el ciclismo. "Los análisis los tienen que pedir en las federaciones", dice el CSD. Su laboratorio ha calculado hacer unos 50 en todo el 2003, lo que parece insuficiente, por lo que las federaciones de ciclismo y de atletismo se han puesto en contacto con el laboratorio de Barcelona. Exceptuando los análisis "mínimos obligatorios", un concepto que el CSD también ha rebajado para 2002, y que ha contestado la Comisión Nacional Antidopaje (CNA), los análisis corren a cuenta de los organizadores de las competiciones, quienes, evidentemente, prefieren ahorrarse su coste y se contentan con pedir análisis estándar. "Pero muchos no se podrán hacer aunque se quieran pagar por falta de capacidad", señala José Rodríguez, presidente del sindicato de ciclistas y miembro de la CNA.