Clos sufre un severo castigo y suben sus dos aliados, ICV y ERC, que doblan concejales
CiU pierde uno de los diez ediles que tenía y Alberto Fernández gana uno para el PP
La Guerra de Irak pasó ayer por las urnas de Barcelona. La ciudad fue durante casi dos meses la capital de la movilización contra la guerra y eso se ha traducido en un importante incremento de la participación y un desplazamiento del voto hacia los partidos pequeños que más se han significado en ella, ICV-EUiA y ERC, que doblan su representación y logran cinco ediles cada uno. El PSC sigue siendo la fuerza política más votada con mucha diferencia, pero Clos sufre una severo castigo, al perder cinco de los 20 concejales que tenía. En el caso de CiU, Trias no ha logrado sacar a la federación de la debacle en que la dejó Joaquim Molins en 1999 y aunque ha ganado unos 11.000 votos, ha perdido un concejal y se ha quedado en nueve. El PP, por el contrario, ha mejorado en votos y porcentaje, de modo que su grupo municipal pasa de seis a siete concejales.
El equilibrio entre derecha e izquierda se mantiene en la ciudad de Barcelona. El equipo de gobierno mantiene 25 concejales, frente a los 16 de CiU y PP, pero cambian las correlaciones de fuerza en el interior de cada bloque. El socialista Joan Clos seguirá siendo alcalde de Barcelona, y el PSC mantendrá el gobierno de la ciudad por septiva vez consecutiva, pero a partir de ahora tendrá que pactar mucho más y estará mucho más condicionado por sus socios de gobierno.
Si en la pasada legislatura le bastaba con pactar con ICV para alcanzar la mayoría necesaria para gobernar, a partir de ahora necesitará también a Esquerra Republicana, con lo que la mayoría de izquierdas que gobierna el municipio desde el inicio de la democracia será ahora más equilibrada. Lejos de caminar hacia un bipartidismo, como otras capitales españolas, Barcelona aumenta la diversidad política en la medida que todas sus opciones se sitúan en un notable nivel de representación y capacidad de intervención.
Con el 100% de los votos escrutados, el PSC perdió 5 de los 20 concejales y pasó del 45,19% de los votos al 33,55%. El PSC perdió casi 12 puntos porcentuales, los mismos que subieron conjuntamente sus socios de gobierno. De este modo, el PSC obtuvo ayer, en porcentaje y número de concejales, los peores resultados de su historia, por debajo incluso de los de 1979. Tras haber rozado la mayoría absoluta en 1999 en unas elecciones con una altísima abstención (48,47%), Clos ha acusado esta vez el desgaste de 23 años de gobierno socialista y tal vez de un estilo de gobernar que ha sido percibido como poco proclive al diálogo. El hecho de aparecer durante toda la campaña como caballo ganador, a mucha distancia de sus seguidores, puede haberle perjudicado también. Ninguno de los sondeos que se publicaron durante la campaña advirtió de la magnitud del retroceso socialista en la capital catalana.
El retroceso socialista se compensa casi al milímetro con el avance de sus socios de gobierno. La mayor subida la experimenta ICV-EUiA, que en las pasadas municipales sufrió las consecuencias de la escisión de los anguitistas en Cataluña y obtuvo sólo dos concejales. Ayer aumentó a cinco y pasó del 6,34% de los votos al 12,09%, lo que representa bastante más que la suma de los votos obtenidos en los anteriores comicios por ICV y EUiA por separado. Esto indica que esta formación ha ampliado notablemente su espacio político y consolida la opción ecosocialista. Tras una primera parte del mandato algo eclipsada, Imma Mayol ha logrado en la segunda parte hacer visible sus aportaciones al equipo de gobierno y diferenciar sus propuestas.
Los independentistas de ERC también ha doblado, en este caso en porcentaje (del 6,52% al 12,80%), aunque no en concejales, pues ERC tenía tres y ha pasado a tener cinco. Jordi Portabella ha logrado para ERC en Barcelona un incremento mayor que el obtenido por este partido en el conjunto de Cataluña y ha logrado capitalizar el protagonismo que ha tenido durante los últimos cuatro años en áreas de gestión de gran proyección pública.
Los dos partidos de la oposición se quedan clavados en 16 concejales. Xavier Trias no sólo no ha logrado mejorar los resultados de Joaquim Molins, sino que incluso ha retrocido ligeramente en porcentaje y ha perdido un concejal mientras que Alberto Fernández Díaz, contra todo pronóstico, gana posiciones y obtiene un edil más. Trias ha sumado algunos votos, pero no ha logrado arañar el espacio socialista como pretendía al presentarse como un candidato progresista. En este sentido, su estrategia ha fracasado y tiene ahora más difícil consolidarse como una alternativa al actual alcalde.
En cambio, el PP, que era el partido que partía con peores pronósticos, ha conseguido mantener el electorado que le permanecía fiel y aumentar incluso cerca de 20.000 votos, que le han permitido aumentar un concejal. Algo con lo que ni siquiera Alberto Fernández contaba.
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