Muerte absurda
La joven Gema ha muerto. De ello hace ya unos 15 días. Y no en la ruta del bacalao o con una tasa elevada de alcohol en la sangre. Me lo comunicó una mujer del pueblo esa misma tarde con lágrimas en los ojos. También se ampararon de esa muerte los medios de comunicación. Ofelia se disolvió en las aguas en una muerte trágica y absurda. Iba a cumplir con su deber, como cada día, como este invierno con el hielo de las carreteras, el peligro de las curvas o la imprudencia de un temerario. Maestra itinerante en los pueblecitos abandonados de Dios y de las autoridades, las que están en Madrid, Valencia y Castellón o en los mítines con su público entusiasmado. No así por los respectivos alcaldes de Villafranca o Cinctorres, especialmente éste que sí se ha preocupado y movilizado al frente de su pueblo para eliminar los dos o tres pasos en que la muerte acecha por ese camino nefasto.
España y sus regiones se preparan para el AVE. Pero un vado de una rambla, seguramente con los ojos cegados por la desidia y el firme en mal estado de un camino -carretera perdida en la montaña- segó la vida de una mujer, truncó sus proyectos docentes con adaptaciones curriculares y monsergas. Dio su vida por sus alumnos, sin que le pongan ninguna medalla.
Dejemos a los jueces esclarecer las responsabilidades. Pero como uno más de la gente de Villafranca, Cinctorres y alrededores que la acompañaron a la iglesia en una gran manifestación de duelo como un río humano de pena y rabia, unámonos al dolor de la familia y para que su muerte no sea completamente inútil pidamos y consigamos que al menos alguien haga algo. Que nuestros alcaldes sean nuestros portavoces.
Ya el eco de ese inmenso clamor de emoción que anegó el Maestrazgo se va apagando y da lugar a un sentimiento de reflexión. El país es capaz de gastar 51 millones de euros para montar el otro espectáculo de las elecciones. Quedan unos padres rotos y unos hermanos deshechos. Para que la muerte de su hija sea menos absurda, que al menos quede algo. Que nunca más en ese punto negro el agua segue la vida de nadie. Que un humilde puente sea un recuerdo a ella. Así Gema estará un poco menos muerta y a su familia le quedará el consuelo de no volver a vivir jornadas tan amargas, cuando de nuevo la tragedia se repita.
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