Voto perdido
Votar desde Londres es, en teoría, tan fácil como ir al consulado (yo lo hice el 12 de abril) e inscribirse en el Censo Electoral de Residentes Ausentes y esperar a que lleguen dos cartas, una para el voto municipal y otra para las autonómicas. Pero la primera nunca llegó y la segunda la recibió mi vecino. Si esperé hasta el lunes pasado fue porque así me lo aconsejó el castizo funcionario del consulado tras múltiples llamadas. Si averigüé el paradero de la segunda carta fue porque perdí una mañana, la paciencia y más de 12 euros en llamadas al consulado, al Royal Mail británico y a las oficinas, en Valencia, del censo electoral y otras dos a correos. Al parecer, en el censo copiaron mal mi dirección ("Le sugerimos que aprenda a hacer mejor los treces", aunque en el consulado el número es correcto) y nadie les informó de que quería votar en las municipales. Certifiqué a tiempo el voto autonómico pero perdí el municipal gracias a tan increíble, o no tanto, desbarajuste burocrático.
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