Cadáveres excelentes
Al final, uno por uno, en este tramo final de la campaña han ido saliendo los cadáveres excelentes que los partidos guardaban en sus respectivos armarios. Primero ha sido la guerra, con el patoso requerimiento lanzado desde Valencia a la Junta Electoral Central para que prohibiera la publicidad pacifista en los colegios electorales, cosa que ha provocado un formidable efecto bumerán contra el PP, la formación política que planteó la cuestión. Anteayer, Alberto Fernández Díaz despertaba al fantasma del Born, exigiendo a la Generalitat y al Ayuntamiento que hicieran prospecciones arqueológicas en el solar en que presumiblemente debe construirse la nueva biblioteca central, no vaya a ser que tengamos otro disgusto con pedruscos imprevistos. Por supuesto, el candidato popular pasó por alto que es al Ministerio de Cultura al que corresponde dar los próximos pasos: devolver el Born a la titularidad municipal y dar a conocer el informe de sus técnicos sobre la adecuación o no de la nueva parcela. La espera dura desde enero. Suma y sigue.
El último cadáver que ha saltado a escena es el del Fòrum. La apropiación indebida del evento por parte socialista ha provocado una malhumorada reacción de Jordi Pujol que ha encendido las luces de alarma de una nueva crisis. Fuentes de la federación nacionalista aseguran que la mecha ha sido encendida desde la fontanería electoral de Artur Mas. En cualquier caso, Pujol se ha rebotado en calidad de presidente de la Generalitat leyendo un comunicado que habla de "crisis irreparable". Desde luego, irreparable lo sería: la única crisis que hasta ahora no ha conocido el Fòrum, que lleva unas cuantas a cuestas, es la institucional, por más frágiles que sean las coincidencias ideológicas sobre los contenidos de las tres administraciones que lo impulsan.
Pero tampoco esta vez parece que la sangre vaya a llegar al río. Ayer mismo se produjeron contactos para, una vez pasado el vendaval electoral, volver a escenificar otra pax de 2004. El consejero delegado del Fòrum, Jaume Pagès, no ha visto cumplidos sus deseos de mantenerlo al margen de la contienda municipal, y es que cuando a los políticos se les sube la mosca a la nariz no hay quien les coloque el bozal, como diría Mas. Aterra, sin embargo, pensar que quedan dos nuevas citas con las urnas antes de la inauguración del próximo 9 de mayo. Desde luego, no parece que el Fòrum esté en condiciones de aguantar muchas crisis más. Esta vez ha ido de un pelo. La próxima puede ser la definitiva, y el ridículo lo soportaríamos todos, no sólo los políticos.
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