"Me salió del alma"

Francisca Solís tiene 41 años, está casada y tiene dos hijos. Hasta el pasado jueves eran muy pocos los que conocían a esta "normal ama de casa" que conjuga su pasión por los mantones con su cargo de portavoz del PP en el Ayuntamiento de Villamanrique de la Condesa, un pequeño municipio del Aljarafe sevillano de apenas 6.800 habitantes que gobierna el PSOE por mayoría absoluta. Francisca, o La Morena, como la conocen en el pueblo, lleva ocho años en política activa y es la candidata popular a la alcaldía de Villamanrique en estas elecciones.

Esta condición la llevó el pasado jueves a ser una de los 5.000 personas que arroparon al presidente del PP, José María Aznar, en el mitin que dio en el auditorio de La Cartuja. Sí. Francisca fue la que gritó: "¡Con todo lo chiquitito que es usted, tiene los cojones muy bien puestos!", sin duda la frase más rotunda de toda la campaña electoral y que, por la reacción de Aznar, parece que le agradó bastante. "No comprendo por qué ha llamado tanto la atención lo que le dije al presidente, de lo que no me arrepiento en absoluto. Vamos, que se lo vuelvo a repetir: ¡que tiene los cojones muy bien puestos para lo chiquitito que es, qué quiere que le diga!", explicaba ayer Francisca, quien cree que su piropo se ha hecho célebre quizá por la atención que le prestó el propio Aznar.

"Supongo que como el hombre no es andaluz no está acostumbrado a este tipo de cosas, pero se lo debería preguntar a él, aunque supongo que pensaría : 'Madre mía, esta mujer qué está diciendo' . Yo soy una mujer muy expresiva y en ningún momento me he arrepentido", asegura Francisca que recuerda así lo ocurrido. "Él dijo algo sobre cómo le critican y yo pensé: con lo mal que lo ha pasado en estos meses... Y entonces tal y como me salió del alma lo dije".

Ese momento del mitin al que se refiere Francisca llegó cuando Aznar se refería "al peligro" que supone la coalición Llamazares-Zapatero y su "política de pancartas".

"Podrán decir de nosotros que somos chiquititos, que tenemos que reírnos más o que no les gusta mi bigote", dijo Aznar, que suscitó una cerrada ovación del público. En ese instante, Francisca, que se encontraba detrás del escenario, irrumpió con esta frase que tanto pareció gustar a Aznar.

Sin pensarlo, y adoptando una pose de complacencia apoyado en el atril, Aznar no dudó en pedir silencio a la concurrencia para que pudiesen escuchar el piropo de esta militante. "Diez segundos de silencio, diez... eh¡", solicitó Aznar, que rompió en una carcajada cuando Francisca repitió el elogio a su virilidad. "Tómate lo que quieras eh...", contestó Aznar antes de solicitar un nuevo favor al público: "Si alguien tiene un metro por ahí se lo prestáis, y si me quiere medir a ver cómo ando de medidas....".

Tan encantado quedó Aznar con la espontánea intervención de Francisca que no dudó, apenas cinco minutos después, en invitarla a cerrar el mitin y abrazarla para que gozase de la popularidad que su "castiza expresión" le había reportado.