Gálvez arrastra a Cipollini en la última curva
Camino del Véneto el cielo italiano se hizo carbón. Rayos y truenos. Viento de tormenta y granizo. La última curva en San Donà del Piave, el pueblo de Moreno Argentin, era una curva-trampa. Un giro cerrado a la izquierda. La meta, al lado, a 150 metros. Delicado en condiciones normales, imposible ayer, empapado por la lluvia. Un espejo envenenado: quien pasara la curva en cabeza ganaba la etapa.
Isaac Gálvez, fuerte, hábil, no tiene miedo. Se ha ganado la vida y la fama en los velódromos, en las carreras a los puntos, donde juegan tanto los codos y la cabeza como las piernas. A Cipollini ya le dejaba solo su tren, ya se apartaba el último lanzador, Lombardi, cuando Gálvez, a rueda, vio la victoria a su alcance en forma de hueco a la izquierda del campeón del mundo. Había que correr el riesgo. El sprinter catalán no dudó. Intentó un interior a 60 por hora. Iba bien, pero cuando estaba a mita de la curva, vio que se iba, que se iba, tocó el freno y patinó. En su caída arrastró a Cipollini. Los dos chocaron violentamente contra las vallas de la derecha después de atravesar patinando todo el ancho de la calle.Por detrás de ellos, un pandemonium, caídas y patinazos, del que salió indemne y con ventaja Robbie McEwen, que logró sin sprintar su segunda victoria de etapa del Giro2003.
La etapa era la más llana del año, un suave prólogo para el segundo plato fuerte de esta edición, la temida ascensión al inédito Zoncolan, un puerto del que dicen que es el Angliru italiano y que deberá servir para que el actual líder, Simoni, distancie un poco más a Garzelli.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.