Pederastas españoles invaden la red

Los pederastas han encontrado en Internet no sólo el medio idóneo para acceder a pornografía infantil, sino también un vehículo perfecto para intercambiarse información sobre sus gustos sexuales e incluso para prestarse apoyo psicológico y comprensión. En España, como en otros países, esta práctica cibernética se ha convertido en una avalancha, hasta el punto de que es el delito que más denuncias suscita en la página de la Guardia Civil abierta en la red. En lo que va de año, ya se han registrado 200 de ellas, cuatro veces más que en 1999. La policía recibe más de diez denuncias diarias. Pero aunque funcione como escondite, la red es para muchos, asimismo, una trampa, ya que la presencia de pederastas es detectada a menudo por otros internautas que colaboran activamente con la policía delantando sus prácticas. En los últimos 15 meses se han incautado más de 300.000 imágenes y vídeos, han sido detenidos diez distribuidores e identificado 25 pedófilos. Pero la mayoría del material se distribuye desde servidores situados en el extranjero, lo que dificulta enormemente el castigo legal de los responsables de esas prácticas, que suelen actuar por simple ánimo de lucro y no son generalmente pederastas.