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Reportaje:

Prostitutas a puñetazos

Dos testigos protegidas cuentan sus drama tras verse inmersas en una red de prostitución

Las redes de prostitución que explotan sexualmente a mujeres de la Europa del Este se han implantado hace años en España. La policía trabaja con testigos protegidas para desmontar estas organizaciones que maltratan, violan y amenazan a cientos de mujeres. A continuación se describen las sobrecogedoras historias de dos de esas testigos, una de ellas menor de edad. Ellas cuentan por qué huyeron de su país, cómo salieron de allí, cómo llegaron a España, cómo se vieron obligadas a prostituirse para salvar la vida y cómo escaparon. Ellas pueden contarlo porque lograron huir de sus secuestradores y los denunciaron a la policía. Pero informes policiales revelan que siguen trayendo mujeres engañadas y que muchas siguen ocultas en locales de alterne o en la noche de recónditas calles.

"Tenía tanto miedo que no intenté huir"

Cuando, después de atravesar más de 3.000 kilómetros, le dijeron que su trabajo en Málaga consistiría en prostituirse, a la testigo protegida 02/03/ AB, rumana de 36 años, se le cayó el mundo encima.

Entonces recordó el nefasto día en que, acuciada por la necesidad, decidió dejarlo todo y venir a España en busca del sueño que le habían dibujado.

Una paisana de Gálata le contó un día que su ex marido, Marcel C. gozaba de buen nivel económico en España y que podía proporcionarle un trabajo cuidando niños o como empleada de hogar. Ella aceptó la oferta y contactó con un tal Danut C.. "otras dos chicas y yo cogimos el tren días después con destino a Budapest (Hungría). Danut y otro hombre hicieron a la vez el mismo recorrido, pero en un vehículo. "Nos llevaron a la embajada de Viena, donde yo y otra chica, conseguimos un visado para entrar en la UE". La tercera chica no lo consiguió.

Danut entregó a ambas los billetes. "También nos dio 100 dólares, para que los mostrásemos en la frontera si la policía nos preguntaba por el dinero que llevábamos. Nos dijo que, en Málaga, a mí me esperaría Marcel; y a Claudia otro hombre", cuenta.

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La testigo llegó a Málaga el 13 de septiembre de 2002 y la esperaba el tal Marcel "Me saludó, frío. Y lo primero que hizo fue quitarme el pasaporte, los cien dólares y una agenda personal con direcciones y teléfonos. Luego me llevó a un piso del centro". La testigo preguntó a Marcel cuál sería su trabajo. "Descansa y mañana hablaremos", respondió él.

Antes de irse a dormir conoció a Ramona F. C., la novia de Marcel, y a Nicoleta, novia de Danut. Ésta última la sacó de dudas. "trabajarás en un club nocturno", le soltó. Y le entregó un número de teléfono de un español que, según le dijo, podría ayudarla si tenía problemas. Pero al enterarse Marcel de aquello la emprendió a golpes con las dos. "Después de pegarnos hasta sangrar, me dijo que me dedicaría a la prostitución hasta que devolviese el dinero que me había prestado para el viaje. Nunca me dijo cuánto".

Tras dos días encerrada en el piso, Ramona le dijo que ya era hora de empezar en el club.

-"Tienes que ser simpática con los clientes para ganar dinero y pagar tu deuda", le dijo. "Si te niegas, te encerraré y no saldrás del piso", le advirtió.

La testigo se negó, pero días después, y abusando de su miedo, Ramona la llevó en taxi junto a otras dos chicas, hasta un club de Málaga.

"Tanto miedo llegué a tener que accedí a mantener alguna relación con algún cliente", relata la testigo 02/03/ AB. Aún así Ramona y Marcel le reprochaban su distante actitud con los clientes. Además, le dijeron que lo que recaudaba era "insuficiente". "En el club me daban una ficha por cada servicio, que, al terminar el día, canjeaba por dinero. Percibía una media de 30.000 pesetas diarias", ha señalado. A la salida del club esperaba Marcel para recoger el dinero de todas las chicas.

Las amenazas y las palizas se sucedían días tras día por motivos arbitrarios. La cambiaron a un club de Córdoba del mismo dueño y después se la llevaron a Madrid, donde pasó a depender de otro hombre que le facilitó unos papeles del Ministerio de Trabajo por si acaso la pillaba la policía. Se hospedaba en un hotel comunicado con un club a través de un ascensor y convivía con otra rumana que la vigilaba. "Tenía tanto miedo que no intenté huir. Vi a más rumanas en igual situación que yo".

En una ocasión entabló amistad con un cliente, que la ayudó a escapar de la red y denunciar la situación. Fue catalogada como testigo protegida. Eso significaba que a partir de ese momento la policía se comprometía a regularizar su situación en España a cambio de que ella desvelase los pormenores de su explotación y delatase a los miembros de la red de prostitución.

"Tuve que prostituirme, no aguantaba más palizas"

La misma red que captó y explotó a la testigo protegida 02/03/ AB se encargó de convertir la vida de una niña de 17 años en un infierno. Era del mismo pueblo Galati (Rumania) y hoy es otra testigo protegida.

Su historia es aún más dramática por ser una menor y, si cabe, más violenta. Porque la odisea de esta otra chica adolescente está plagada de violencia, violaciones y engaños.

"El año pasado", contó a la policía, "acabé mis estudios de industria alimentaria. Estaba buscando trabajo cuando Marcel y su hermano Daniel, al que conocía de Galati, me abordaron y me ofrecieron un trabajo en España bien pagado. "No dije nada a mis padres: era menor de edad y temía que no me dejasen ir al extranjero", recuerda.

Emprendió el viaje con Daniel a las ciudades de Brasov y Bucarest. "Me dijo que allí me conseguiría un pasaporte". Delante de la menor, Daniel arrancó la fotografía a un pasaporte y colocó la de ella. En Bucardo estuvo una semana. "Durante ese tiempo no me dejó moverme de su lado ni llamar a mis padres".

El primer zarpazo se lo llevó a los dos días: "Me dijo que debía mantener relaciones con él. No quise y empezó a darme patadas en la cabeza y por todo el cuerpo. No tuve más remedio que acceder cuando ya me había dado, por el mismo motivo, otras dos palizas. En Bucarest me violó, anal y vaginalmente, tres veces", señala.

Desde allí fueron a Múnich; y de allí a Sttugart, en autobús. Sólo le dejó tener el pasaporte el tiempo imprescindible para pasar la frontera. "Si huyes mato a tu familia", cuenta la menor que le advirtió.

"En Sttugart me dejó llamar a mi familia, pero con la condición de que dijera que estaba en la montaña, en Rumania, pasando unos días". Durante la conversación él estuvo al lado.

Después cogieron un vuelo hacía Málaga con escala en Barcelona. En el aeropuerto, por supuesto, les esperaba Marcel.

La alojaron en el mismo piso que a la testigo 02/03/AB antes citada. "Allí conocí a Nicoleta, Alina, Mónica, Dana y a varias chicas más y a Mirella, Iuliana y a Ramona", enumera. Le asignaron una habitación que debía compartir con otras dos chicas y, en este caso, le concretaron el importe de la deuda: 3.500 euros.

"Al decirle a Marcel que yo no había viajado a España para ser prostituta, enfureció y fueron tantas las patadas que recibí que me dejó inconsciente...". Y no la dejaron salir del piso durante una semana. "Cuando las chicas se iban a ejercer la prostitución por la noche, Marcel me obligaba a acostarme con él a la fuerza; si me negaba, me daba patadas y me tiraba de los pelos. Me violó durante toda la semana, salvo un día que su novia, Ramona, no fue a trabajar... Yo tenía hinchazones en pómulos, cara y cabeza".

"Quiero volver a mi casa". Cada vez que repetía este deseo la golpeaban. Narra esta testigo que Marcel la llevó una vez a casa de un primo suyo, en Torremolinos. Y que como él quería acostarse con la novia de su primo, "a mí me obligó a hacerlo con el primo".

A esta testigo la llevaron también al club de Córdoba a finales de noviembre del año pasado. Allí trabajaban muchas de las chicas que vio en el piso de Málaga. "Lloré mucho, pero tuve que prostituirme, no aguantaba más palizas...", ha confesado.

Un día logró escapar de la red y se presentó en una comisaría de policía pidiendo protección y ayuda. Y se le otorgó. Fue cuando describió a Marcel como un hombre de "cabello moreno, calvo por la parte delantera, 1.70 de altura, 38 o 39 años, ojos negros pequeños, labios gruesos, fuerte y con tatuajes en la espalda, pecho y manos". Daniel, de unos 34 años y 1,80 de altura, "se afeita la cabeza", y tiene los "ojos negros y pequeños", describió.

Su confesión y la de la otra testigo propiciaron una investigación judicial, que lleva el Juzgado 13 de Málaga, y que ha permitido la detención hace dos meses de los principales cabecillas de esta supuesta red.

Varias prostitutas esperan en una calle céntrica de Barcelona en marzo de 2002.
Varias prostitutas esperan en una calle céntrica de Barcelona en marzo de 2002.JORDI ROVIRALTA

'Modus operandi'

Un informe de la Comisaría General de Extranjería y Documentación revela la existencia de mafias que se lucran con la explotación de cientos de mujeres que traen de países del Este como Rumania y Hungría para explotarlas sexualmente "bien en la calle o bien en locales de alterne".

Según este informe, el modus operandi de las mafias es el siguiente: "Las mujeres, en una situación social precaria, son captadas por compatriotas suyos en sus propios países. Les ofrecen un trabajo en España, como empleadas de hogar o camareras. Una vez allí, "son trasladas a pisos de alquiler, donde se les informa de que deberán trabajar prostituyéndose y de que deberán entregar sus ingresos a la organización hasta saldar la deuda contraída por los gastos del viaje. Para evitar que huyan, las amenazan y las dejan indocumentadas.A veces las mafias recurren directamente al secuestro y la extorsión".

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