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Reportaje:Apuntes

Las otras medallas olímpicas

Once estudiantes de secundaria de la Comunidad Valenciana triunfan en la Olimpiada Nacional de Química

María Fabra

Son normales. Hablan normal. Visten normal. Les gusta salir de "fiesta" con sus amigos. Y "pelarse" clases, siempre que no sean de química. Marta, Verónica, Javier y Sara son alumnos de instituto y, aunque no se consideran "lumbreras", destacan en una asignatura por encima de todas las demás: Química. Todos ellos han participado en la Olimpiada Nacional de Química, celebrada en la localidad zaragozana de Tarazona del 10 al 12 de mayo. Y todos han obtenido una medalla, excepto Sara, una alumna de primero de Bachiller que, debido a su edad, tuvo que quedarse en Castellón y conformarse con su título de "medalla de oro de la olimpiada local".

Ellos eran los estudiantes que eligió la Universidad Jaume I de Castellón para participar en esta decimosexta edición de las Olimpiadas Nacionales de Química que reúnen a estudiantes de secundaria de toda España. Pero no iban solos.

El tutor Fernando Latre, encargado de organizar la olimpiada iberoamericana de 2004 en Castellón

Cada universidad valenciana ha elegido a tres representantes que, normalmente, coinciden con los vencedores de los concursos locales. Así, quince estudiantes de Elche, Valencia, Alicante y Castellón, se desplazaron a Tarazona y once de ellos volvieron con alguna medalla. Un palmarés del que, sin duda, cualquier preparador se sentiría orgulloso. Uno de los "responsables" de estos triunfos es Fernando Latre, catedrático de Química del IES Penyagolosa, en la capital de La Plana, y tutor de la expedición que se trasladó a la olimpiada nacional en Tarazona. Latre dice y reitera hasta la saciedad que todo, si hablamos de éxito, es cuestión de dedicar tiempo a los "chavales".

La Olimpiada es un programa diseñado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en colaboración con la Asociación Nacional de Químicos de España y la Real Sociedad Española de Química. La primera edición se celebró en 1995, con el objetivo de estimular la creatividad y el interés de los estudiantes del último año de secundaria. La participación se centra en los centros de secundaria, públicos y privados, coordinados por las universidades y las dos asociaciones de químicos que hay en España y que representan a más de 15.000 de los químicos en ejercicio.

Entre las consideraciones de los miembros de la comisión de preparación de la Olimpiada de Química destaca su consideración de que "puede lograrse una mayor educación ciudadana y una mejor calidad de vida estimulando la actualización de conocimientos y comprensión de la química".

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"Hay quien piensa que por sacar buenas notas eres antisocial", se queja Sara Ibáñez. "Lo importante es tener las ideas claras", añade Javier Negre que, después de quedar en el primer puesto en la fase local, obtuvo una medalla de bronce en Tarazona. Al contrario le ocurrió a Marta Pérez, que en la fase nacional mejoró su resultado local y logró una medalla de plata, el mismo resultado obtenido por su compañera Verónica Martín.

Ninguno de ellos tiene claro a qué dedicará sus próximos años de estudio: Caminos, Aeronáutica o Industriales son algunas de las licenciaturas que rondan por unas cabezas de las que salieron las soluciones a los cuatro problemas y 45 preguntas de test que les formularon en la olimpiada. "Lo mejor ha sido conocer a la gente", asegura Javier, sin quejarse de que el certamen haya coincidido, precisamente, con la víspera del inicio de sus exámenes.

Después de las Olimpiadas Nacionales se celebran sucesivamente las europeas, las iberoamericanas y las internacionales. "No tenemos nada que envidiar al nivel de conocimiento de otros países" asegura Latre, quien dedica horas y horas a la preparación de los "olímpicos". El catedrático lamenta la falta de atención que se dedica a los "chavales que destacan", pese a que considere que esta dedicación es también un "estímulo para los profesores". "Son chavales discretos", según los describe, que, "además de ser listos, son trabajadores y espabilados". "¿Han contado que durante Semana Santa tuvieron clases extra para prepararlos?", pregunta. No, los olímpicos no lo cuentan porque, para ellos, participar en una clase de química no es lo mismo que participar en cualquier otra clase. "No me importa estudiar dos horas de química, pero quince minutos de historia......", dice Javier con gesto de esfuerzo excesivo.

En cualquier caso, la dedicación del profesor Fernando Latre se verá, aunque sea en parte, recompensada. Su entusiasmo, al menos en las horas en las que su horario docente se lo permite, le ha llevado a ser designado por las sociedades de profesionales para organizar la próxima Olimpiada Iberoamericana, en 2004, que se celebrará en Castellón. Para ésta, pretende atraer la atención de instituciones y empresas, sobre todo en una provincia en la que la química está tan vinculada al principal de sus sectores industriales, la industria cerámica y aunque, como dijo algún olímpico, "la diferencia entre la química y la cocina es que en la química, cuando acabas, lo tiras todo y en la cocina, lo aprovechas".

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