Los milagros de la EPO
Los dos principales factores que determinan el rendimiento de un corredor de fondo son el consumo máximo de oxígeno y la economía de carrera. La primera característica no distingue especialmente a los fondistas africanos. Los mejores blancos son capaces de consumir tanto oxígeno como los mejores kenianos.
Lo que distingue a los africanos es su gran economía o eficiencia. Es decir, su capacidad para correr muy rápido (a un ritmo de menos de 3 minutos por kilómetro) sin necesidad de exprimir su motor al máximo. Por ejemplo, antiguos campeones como Julius Korir o Joseph Ngugi eran capaces de correr a una velocidad de 21 Km./h (más rápido que el ritmo de récord del mundo de maratón) con un consumo de oxígeno muy bajo. La mayor economía de los africanos se debe en gran parte a factores anatómicos: sus extremidades inferiores son especialmente largas, finas y ligeras, sobre todo debajo de la rodilla (sus gemelos y tobillos tienen un diámetro muy pequeño).
Como la superioridad de los africanos depende en gran medida de factores anatómicos, determinados a su vez por su herencia genética, a los europeos que aspiren a acercarse a ellos no les queda otro remedio que compensar su menor economía aumentando la cilindrada de su motor. Lo malo es que es muy difícil aumentar la capacidad máxima del motor humano, pues ésta depende sobre todo de la capacidad que tiene el corazón de bombear sangre a los músculos. Esta capacidad no supera los 40 litros de sangre por minuto. Una solución alternativa sería incrementar artificialmente la cantidad de oxígeno transportado en la sangre.
El oxígeno viaja por la sangre dentro de unas células llamadas glóbulos rojos. Así, para transportar más oxígeno el cuerpo debe fabricar más glóbulos rojos. La eritropoietina (EPO) es la hormona que nuestro organismo produce naturalmente para producir más glóbulos rojos cuando más los necesitamos. La eritropoietina recombinante, obtenida por ingeniería genética y casi idéntica a la que produce nuestro cuerpo, está disponible en la farmacopea para que aquellos enfermos que apenas producen esta hormona. Lo malo es que también puede servir para mejorar (¡hasta en un 10%!) la cilindrada de los atletas. Además su efecto es dosis-respuesta: a mayor dosis, mayor efecto y por tanto mayor cantidad de oxígeno que llega a los músculos del atleta dopado.
Alejandro Lucía es profesor de la Universidad Europea de Madrid.
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