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Alberto García desvela su positivo por EPO

El campeón europeo de 5.000 pasó el control antidopaje en los Mundialesde cross en Lausana

Carlos Arribas

La imparable progresión de Alberto García hacia la cima del atletismo mundial ha sufrido un frenazo, que podría ser definitivo, después de que el atleta madrileño anunciara que ha dado positivo por eritropoietina (EPO) en un control efectuado en Lausana el 29 de marzo después del Campeonato del Mundo de cross corto.

Alberto García, de 32 años, ha anunciado el positivo presionado por la información hecha pública por la federación internacional hace 10 días de que varios atletas, entre ellos un español, habían resultado positivos en la cita de Lausana. Esta filtración, producida antes de los correspondientes contraanálisis, desató tal tormenta de rumores y contrarrumores en todos los ámbitos del atletismo español que Alberto García se ha visto obligado a señalarse a sí mismo para frenarlas. El atleta de Vallecas, de todas maneras, ha esperado a conocer el resultado del contraanálisis -efectuado el miércoles pasado en el laboratorio de Lausana bajo la vigilancia de un experto enviado por la federación española- para explicar lo que él considera inexplicable: Alberto García dice que él es el acusado, pero proclama su inocencia.

García cuestiona la fiabilidad de los análisis y se confiesa "indefenso ante el sistema"
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Argumenta su inocencia en que pasó dos controles diferentes en 24 horas y sólo dio positivo en el segundo y por una sustancia como la EPO, que no tiene sentido tomarla la víspera de una competición ya que sus efectos de mejora del rendimiento sólo se producen a largo plazo. Sin embargo, es habitual que los controles en que se busca la EPO, la sustancia predilecta por los deportistas de fondo y resistencia, se realicen en dos fases. En la primera, un análisis de sangre, se controlan algunos parámetros -hematocrito, hemoglobina, reticulocitos...- que pueden inducir a sospecha de dopaje sanguíneo. En el segundo, el de orina, se confirma si hubo dopaje y se identifica la sustancia.

"En los últimos campeonatos del mundo de cross de Lausana, pasé dos controles antidopaje de sangre y orina, uno por sorpresa, nada más llegar al hotel de Lausana y el otro tras la competición, menos de veinticuatro horas después del primero", explica el atleta en un comunicado enviado ayer a los medios de comunicación. "Días después fui notificado por la RFEA que el segundo de los dos controles había sido positivo por EPO. No os podéis imaginar mi sorpresa y perplejidad, en primer lugar por el positivo y por la sustancia y en segundo lugar por la discrepancia con el primer control".

Aunque en su comunicado el atleta expresa serias dudas sobre la fiabilidad de los análisis antidopaje, confía su esperanza en que el caso sea un "falso positivo" y se confiesa "indefenso ante el sistema", basándose en que no tomó nada absolutamente. Los expertos antidopaje que han tenido acceso a los análisis han afirmado a este diario que se cumplieron todos los requisitos y no observaron nada anormal en el proceso.

Alberto García es un atleta de explosión tardía. Sus grandes marcas han llegado cuando ya había cumplido 30 años, cuando ya llevaba más de 10 practicando atletismo. "Evidentemente no soy un atleta prodigio, pero siempre esperaba llegar lejos. La razón reside en el duro trabajo cotidiano", explicaba recientemente; "en los entrenamientos y en que en los últimos cinco años no he sufrido ninguna lesión: he podido entrenarme sin parar, y eso es fundamental". Después de hundirse tras los Juegos de Sydney casi en un punto de no retorno personal, un fuerte trabajo psicológico forjó un García nuevo, un atleta de fondo que se convirtió en los Mundiales de Edmonton 2001 en el primer no africano al terminar cuarto en la prueba de 5.000 metros. Su progresión avanzó paralela a su ambición: no le valía ser el mejor no africano, quería ser tan bueno como los africanos. El oro en los 5.000 metros del Europeo al aire libre de Múnich y la victoria, en septiembre, en la prueba de la Copa del Mundo fueron dos grandes pasos hacia su objetivo. Y en un invierno sensacional, y en un solo mes loco -febrero de 2003-, lo demostró. El 9 de febrero batió en Gante ante el mítico Emil Puttemans el récord europeo de 5.000 en pista cubierta, con un tiempo (13.11,39) que ha sido la mejor marca mundial del año. Apenas dos semanas más tarde, el día de su 32º cumpleaños, el 22 de febrero, batió en Sevilla el récord europeo de 3.000 en pista cubierta, con otra marca extraordinaria (7.32,98), un registro que le situaba a la altura de su ídolo, el etíope inalcanzable Haile Gebrselassie. Al día siguiente, el 23, refrendaba su extraordinaria forma imponiéndose en el Campeonato de España de cross con gran facilidad. La carrera tuvo lugar en Ortuella (Vizcaya) a 1.000 kilómetros de Sevilla. Y tres semanas después, el 16 de marzo, cerraba su invierno mágico en el Mundial en pista cubierta de Birmingham, cediendo sólo ante Gebrselassie en la final de 3.000.

Alberto García es el tercer atleta de gran nivel mundial positivo por EPO en el último año tras los casos del marroquí Brahim Bulami (récordman mundial de 3.000 obstáculos) y del belga de origen marroquí Mohamed Murit (récordman europeo de 5.000) el verano pasado. La federación española estudiará ahora su expediente y decidirá su sanción, que puede ser de hasta dos años. Albero García, premio Príncipe Felipe al mejor deportista español en 2002, no podrá, seguramente, alcanzar sus últimos sueños: bajar de los 13 minutos en los 5.000 metros y subir a los podios de los Mundiales de París 2003 y de los Juegos de Atenas 2004 rodeado de atletas africanos.

Alberto García, tras batir el récord de Europa de pista cubierta en Gante, el pasado 9 de febrero.
Alberto García, tras batir el récord de Europa de pista cubierta en Gante, el pasado 9 de febrero.EPA

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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