Dos sencillas claves
El otro día leí un cuento de mi hija de 11 años: Palabras de Caramelo, de Gonzalo Moure. Una historia sobre un niño saharaui y su camello. Este escritor cuenta que ama a ese pueblo, pero sobre todo a sus niños. Y da dos razones: son alegres, aunque no tienen nada, y sienten un profundo respeto por el mundo de sus mayores. En nuestra sociedad enferma, los niños no son alegres aunque lo tienen todo y tampoco pueden sentir respeto por el mundo de sus mayores, porque nosotros no podemos trasmitirles el respeto por una sociedad que no nos gusta.
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