Un veneno ineficaz

La moda de adaptar al teatro éxitos cinematográficos, ya sean recientes o lejanos, prosigue con esta versión que el cineasta y escritor Gonzalo Suárez propone a partir del texto que sirvió de base para la famosa película de Frank Capra, nada menos, interpretada por un impagable Cary Grant. La versión se mantiene más o menos hasta la mitad de la obra, que es la más fiel al original, para decaer después hasta su final, en parte debido a las modificaciones introducidas en la adaptación, en parte porque se desdibuja ahí el tono vital de un estilo que quería adscribirse al vodevil a la francesa, y eso requiere un dominio absoluto del ritmo.

Por otra parte, las proyecciones cinematográficas incluidas por Gonzalo Suárez más bien estorban que otra cosa, debido a la notable dispersión que contribuyen a crear, y se deja notar, sobre todo, que cualquiera que sea el talento de los creadores en su esfera de actividad están semiperdidos en cuanto se meten en un registro que no es el suyo. No es lo mismo dirigir cine que teatro, y eso lo paga Gonzalo Suárez, mientras que Jorge Sanz es un actor resultón, y hasta divertido, en la pantalla grande, mientras que sobre un escenario no siempre está clara la confianza en las claves de lo que está haciendo. La pregunta es qué necesidad hay de un transporte de esta clase, aunque el resultado sea entretenido por las virtudes del texto, sobre todo cuando se conserva todavía en la memoria el mucho mérito de aquella asombrosa película.