Rojos y separatistas
Un vago fantasma recorre España disfrazado de vago fantasma con bigote, envuelto en la bandera constitucional y predicando apocalípticamente la ruptura de la unidad patria por parte de los socialistas que, como es sabido, llevamos barretina en la intimidad y el tenue aire de una sardana nos hace movernos convulsivamente, con las manos entrelazadas, al son excitante del flabiol.
Aznar, que en su gran sentido del Estado, dinamita el consenso en política exterior y hace de la unidad en la lucha antiterrorista un ejercicio permanente de paciencia y responsabilidad por parte del PSOE, al tiempo que balcaniza España enfrentando autonomías con el PHN -que no tiene fecha de inicio, ni obras en ejecución, ni plazo alguno para su terminación- ha declarado en Murcia que quien se atreve a cuestionar su propio, exclusivo e irrealizable Plan Hidrológico "es capaz de cualquier cosa".
¡De cualquier cosa! ¿Qué iniquidades serán capaces de cometer estos malvados socialistas, sumidos en la deriva totalitaria de la izquierda radical? ¿Quemar conventos? ¿O quizás robar dinero a las monjitas como el ex conseller Cartagena? ¿Mirar con lupa los recientes incrementos patrimoniales de Zaplana? ¿Depurar hasta las últimas consecuencia el escándalo Gescartera? Cualquier cosa. Aznar quería, en pleno delirio imperial, impedir que Sadam Husein fuese el "gran elector" en estas elecciones. El gran elector quiere ser él. Con la calumnia, la descalificación del adversario y enarbolando la bandera de todos como propia. Quédese, Sr. Aznar.
Segundo Bru es portavoz del PSOE en las comisiones de Economía y Presupuestos del Senado.
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